El precio del alquiler sigue creciendo en Navarra. Lo ha hecho alrededor de un 5,4% en el último año, casi un punto y medio por encima del alza de los salarios regulados por convenio y lo ha llevado a batir un nuevo récord histórico. Se sitúa, en el conjunto de la Comunidad Foral, en 9,6 euros el metro cuadrado, una cifra que crece en Pamplona hasta los 10,5 euros.

En números reales, el incremento resulta todavía más evidente. Alquilar un piso de 90 metros en la capital navarra costaba hace diez años apenas 620 euros. Hoy se aproxima ya a los 950 euros, con zonas completamente disparadas. En Lezkairu, uno de los barrios con mayor demanda por su proximidad al centro y la calidad de sus viviendas, el precio del metro cuadrado supera ya los 12 euros. Es decir, 1.200 euros por una vivienda de 100 metros. En toda la comarca de Pamplona, según datos de esta misma semana, hay una sola vivienda de tres habitaciones por debajo de 750 euros al mes.

Las rentas cumplen de este modo casi una década de incrementos continuos, por lo que acumulan un encarecimiento superior al 54% desde diciembre de 2013, un periodo en el que los salarios apenas han crecido un 11% o un 12%. El alquiler crece por tanto en Navarra cinco veces más rápidamente que los salarios, una desproporción que obliga a un número creciente de personas a compartir piso y que, incluso, está reforzando el mercado del alquiler por habitaciones, todavía más rentable, aunque no exento de riesgos, para los propietarios.

“Vamos a entrar en la limitación de precios del alquiler”, explica Begoña Alfaro, consejera de Vivienda del Gobierno de Navarra, quien admite que además es necesario promover más vivienda y con mayor agilidad y que no ha puesto todavía una fecha a la aplicación en Navarra de una medida que va a contar también con cobertura estatal y que es vista con cierto recelo desde una parte del sector, al considerar que puede reducir la oferta. Porque la vivienda, a la luz de los números, sigue siendo una opción interesante para invertir siempre que se disponga de la suficiente liquidez en el bolsillo.

“En Pamplona, la rentabilidad bruta rondó el año pasado el 4,8%”, explican desde Idealista, que emplea ara el cálculo tanto el precio que piden los propietarios al alquilar como el que solicitan al vender. Este indicador no tiene en cuenta, en todo caso, la revalorización anual de los inmuebles, una constante desde el año 2015. En el último año, el incremento medio de la vivienda en Pamplona alcanza el 5%, con lo que la rentabilidad combinada bruta estaría rozando el 10% (9,8%). En toda Navarra, el incremento medio del precio de venta ha sido algo superior, rondando el 7,6%, con lo que en algunos casos la rentabilidad bruta podría alcanzar e incluso superar con claridad las dos cifras.

Mejor que los bonos y la bolsa

La inversión en vivienda no está exenta de riesgos –la crisis de 2008-2013 es un buen ejemplo, pero los cambios legales que se anuncian ahora también anuncian menores rentabilidades futuras– pero lo cierto es que pocos productos financieros comprensibles, accesibles y relativamente seguros se han podido comparar con el ladrillo en los últimos años. Incluso en 2023, año de fuerte subida de tipos de interés, la rentabilidad de la deuda pública española se quedó en el 3,1%, cifra que no han alcanzado, salvo contadísimas excepciones, las ofertas de depósitos de la banca tradicional. Caja Rural de Navarra ha sido la entidad que más ha apostado por remunerar el ahorro en la Comunidad Foral y ha llegado a ofrecer un depósito a un año al 3,29%, con intereses trimestrales. Ninguno de sus competidores se ha acercado a una oferta que, ante la perspectiva de rebaja de tipos, ya no está vigente.

El Ibex 35, otra de las referencias comunes para los inversores mas tradicionales, logró en 2023 una rentabilidad del 13% sin dividendos, pero en el largo plazo sus números son mucho más pobres. Apenas un 10% desde 2019 y menos de un 4% desde diciembre de 2013. A largo plazo (diez, 15 ó 20 años), solo los fondos de renta variable internacional, muy enfocados en Estados Unidos, superan en rentabilidad a la inversión en vivienda.

56.000 personas declaran una renta

Este comportamiento, junto a una cultura muy ligada a la propiedad, ha terminado por situar a la vivienda en el imaginario común como una apuesta segura para garantizarse rentas. “Por supuesto que hay grandes fondos de inversión, pero no nos hagamos trampas al solitario. La mayor parte de quienes compran vivienda para ponerla en alquiler son particulares de cierta edad”, admite Javier Burón, director de Nasuvinsa en una larga entrevista en el podcast Kapital.

Los datos de Hacienda corroboran este resumen. En Navarra, alrededor de 56.000 personas declara ya ingresos procedentes del alquiler, un 20% más que hace una década. Un crecimiento que responde a un mercado al alza, que se beneficia del alza del turismo –el alquiler de temporada ha crecido en los últimos años–, de la mayor movilidad laboral y de la creciente internacionalización de las universidades navarras. Y, junto a todo ello, de las dificultades crecientes para acceder a una vivienda en propiedad. Un 14% de los hogares navarros vive ya en régimen de alquiler a precio de mercado.

Apunte

Falta de producto: El mercado de alquiler acusa una acuciante falta de vivienda disponible para el alquiler. Una situación que se repite desde hace ya años y que ha contribuido a elevar los precios que se cobran. En la Comarca de Pamplona, además, el grado de ocupación del parque de viviendas es uno de los más elevados de España, con pocas viviendas vacías.