Irune Lekaroz, de Ituren, lleva desde el 2019 dedicándose a la ganadería. “En casa siempre hemos tenido vacas y a mí siempre me ha gustado esto” explica. Antes, Lekaroz dedicaba sus horas libres a ayudar a su madre con el ganado y cuando en el año 2019 coincidió que esta se jubilaba y ella se encontraba en el paro, decidió animarse y apostar por este sector al lado de su hermano. “A mí me gusta, tengo afición, y mi primera intención es que mis vacas estén bien cuidadas para que después me den un buen producto del que yo pueda vivir” resume.

Actualmente tiene unas 60 vacas en ordeño y alrededor de 120 en total. Se dedica a la venta de la leche y denuncia que, ahora mismo, está en “un punto muy crítico”. “Hoy por hoy, el precio está medianamente bien, pero no sabemos hasta cuándo será así, porque ya se oye que va a empezar a bajar…y estamos bastante justos”. Una de sus principales reclamaciones es que se establezca un precio que ofrezca una rentabilidad y una viabilidad continua. Para ello, Lekaroz ha participado en las protestas de estos últimos meses junto con unos 35 ganaderos de la zona de Baztan, Malerreka, Bortziriak y Xareta.

Lekaroz admite sentirse algo incomprendida y subraya su continua lucha para que “los precios de nuestros productos cubran los costes y permitan tener un margen de beneficio para luego tener fondos y poder seguir invirtiendo. Esto es como todo, si quieres continuar tienes que seguir invirtiendo en todo: maquinaria, enstalaciones…” explica.

Por otro lado, cree que la gente de la zona no es consciente de la situación en la que se encuentran. “Aquí la ganadería es como una costumbre, la gente ha visto esto toda la vida…y no son conscientes de los problemas que tenemos. Ahora con las protestas se han visibilizado mucho nuestras dificultades y la gente se ha preocupado más, nos ha venido a preguntar…” cuenta.

Aun así, es consciente de que la problemática no tiene fácil solución. “Se supone que como cualquier empresa yo debería de poner mi precio. Pero no sé si se puede funcionar así, porque hoy en día el sistema no está montado para funcionar así”. Además, entiende que los costes de cada ganadería pueden variar dependiendo de la zona en la que estén ubicadas. De todas formas, opina que existen herramientas para poder realizar “estudios y estadísticas que permitan ver cuáles son los gastos de producción y poder establecer los precios con esos mínimos”.

Hace especial hincapié en que las ayudas no son la solución, solo son “un parche”: “La explotación tiene que ser viable sin una ayuda, por eso pedimos el precio”. Por otro lado, también menciona “la burocracia” como otro de los problemas actuales. “Cada vez nos exigen más papeles, documentación minuciosa…” explica. Por último, recuerda la importancia de luchar “en Europa, porque muchos cambios vienen de allí”.

Lekaroz lo tiene muy claro: “Si estoy aquí es porque me gusta, porque esto es muy complicado. Es un trabajo muy sujeto, se trabaja los 365 días del año y si no te gusta, no puedes estar aquí. Yo quiero poder vivir de ello y quiero seguir viviendo de ello. Si he apostado o he decidido que quiero seguir aquí, es porque de verdad quiero seguir, pero no para dos o tres años, sino a largo plazo”.