El ritmo diario es, sin duda, un gran aliado para quienes deciden hacer de la mentira su manera de vivir. De un tiempo a esta parte, es llamativo como desde ciertos sectores políticos y de opinión el bulo se ha convertido en el discurso cotidiano.
No importa que la realidad objetiva derribe tópicos o desmonte mantras. El discurso ya está escrito y se busca convertirlo en una lluvia fina que, por insistencia o repetición, acabe calando en una ciudadanía que ha cambiado su perfil de acceso a la información. Titulares atrayentes, lecturas rápidas o mensajes dirigidos hacen que la realidad pueda distorsionarse, contando además con el poco tiempo del que disponemos en nuestro día a día para contrastar los mensajes que nos llegan.
En ese contexto, la indefensión de las víctimas de esa estrategia de bulos y discursos escritos de antemano es enorme. Pero, ante ello, solo queda la defensa de la gestión y de los datos objetivos. Confío absolutamente en que la ciudadanía es capaz de separar el grano de la paja y los hechos probados siempre son el aval que da autoridad.
El Gobierno de Navarra lleva meses, incluso años, soportando ataques desmedidos por parte de una oposición que no ha tenido ningún escrúpulo en acudir incluso al insulto como forma de hacer política.
Ante esto hay dos caminos. Optar también por el insulto y la bajeza, que es lo mismo que descender al fango, o dedicarse a trabajar en favor de la ciudadanía. El Gobierno de Navarra lo tiene claro: nada mejor que enfocar todo el esfuerzo en gestionar para las personas.
Y la gestión se demuestra en el trabajo diario para lograr acuerdos que aporten estabilidad. Gestionar es limar diferencias que permitan alcanzar consensos para disfrutar de unos nuevos presupuestos generales; gestionar es tener la habilidad suficiente como para diseñar medidas en el ámbito fiscal justas y redistributivas; gestionar es ser referencia europea única en calificación crediticia; gestionar es liderar, con diferencia, el ranking de las comunidades autónomas que menos dinero deben; gestionar es mantener a Navarra como la tierra en la que sus habitantes disfrutan de la mayor calidad de vida…
2026 no será un año sencillo. Llevamos tiempo comprobando cómo cada nuevo ejercicio se presenta como un enorme reto que afrontar y que guarda sorpresas inesperadas ante las que debemos estar preparados y tener capacidad de reacción. Es aquello de la incertidumbre reinante. Pero ese reto no asusta al Gobierno de Navarra. Todo lo contrario. Nos motiva para redoblar los esfuerzos encaminados a mejorar la vida de la ciudadanía.
Perspectivas
El acceso a la vivienda, el refuerzo de nuestro tejido productivo y el mercado laboral, la apuesta por una educación de calidad, una sanidad que dé la mejor respuesta posible a las demandas de la población, unos servicios sociales humanos y que garanticen la prestación de servicios básicos… Todas ellas son políticas consolidadas, pero en las que debemos seguir trabajando para mejorar y así lo vamos a hacer.
El pasado 18 de diciembre se aprobaron en el Parlamento de Navarra unos presupuestos Generales que crecen un 4’8% respecto al año anterior y que alcanzan los 6.741 millones de euros de gasto previsto.
El mismo día se dio luz verde a una reforma fiscal que alcanza logros como una bajada del IRPF progresiva de la que se beneficiarán unas 340.000 personas o que sienta las bases para que el sector empresarial, tanto el propio como el ajeno, que muestre un compromiso decidido y objetivo por lo social y lo laboral pueda tener en Navarra el escenario desde el que operar.
Nada de esto ha sido sencillo. Las diferencias entre los impulsores de estos acuerdos han estado sobre la mesa, pero la responsabilidad de encontrar lo mejor para nuestra comunidad ha sido la prioridad.
Y mientras esto sucedía, otros se dedicaban exclusivamente a tratar de despistar, de desgastar la imagen personal y profesional de los miembros del ejecutivo y de su acción. Y, por supuesto, siempre desde el bulo, la mentira y la carencia absoluta de pruebas que sustenten sus acusaciones.
Queda muy lejos la imagen de una oposición crítica pero propositiva, que anteponga la detección de necesidades a los rencores y añoranzas de tiempos pasados. Pero como siempre he pensado, cada cual elige su forma de actuar. Afortunadamente, la labor política está sujeta al escrutinio de la calle y será la ciudadanía la que decida qué forma de afrontar la realidad les convence más.
Hasta la fecha, en los tiempos recientes, la ciudadanía navarra ha dado la razón a quienes apostamos por políticas en las que prime la igualdad y la búsqueda del bien compartido. Eso nos hace seguir trabajando con más ahínco, si cabe, para que lo ya consolidado perdure. Nunca demos nada por seguro.
En 2026 seguiremos en esa tarea.