Javier Martínez (Pamplona, 1975) es candidato de Por un Mundo más Justo (M+J). Licenciado en Bioquímica y Doctor en Humanidades entre otras titulaciones, es director y profesor del colegio Jesuitinas de Pamplona. Reconoce la “poca estructura” que su formación tiene en Navarra, pero trata de subrayar su filosofía social y humanista ante realidades que, denuncia, se encuentran invisibilizadas.

Sus primeros pasos políticos los dio en CDN. 

–Con 19 años fui uno de los primeros afiliados a CDN. Tenía mucha afinidad ideológica con Juan Cruz Alli, una figura política que ha habido pocas en Navarra como él. Formé parte del primer Consejo, y fundamos las juventudes de CDN. Pero he ido evolucionando. Con el tiempo me interesa cada vez más la política desde un punto de vista de lo social. De la incidencia en la sociedad para mejorar la vida de las personas, sobre todo de los que lo tienen peor. 

¿Estuvo allí hasta su disolución?

–Tuve dos periodos. Empecé en el 95, pero en el 97 entré en la Compañía de Jesús y me di de baja. Estuve unos años fuera de Navarra, dejé la Compañía, volví en 2008, y me volví a afiliar, hasta su disolución. Pero mis intereses y mi forma de entender la política iban cambiando.

¿Qué le hizo entrar en la Compañía de Jesús, y qué le hizo dejarla?

–No llegué a ordenarme sacerdote. Soy creyente, veía en la Compañía de Jesús y en los entornos en los que me movía mucho trabajo por intentar cambiar el mundo. El cristianismo y mi fe me han conducido a intentar mejorar el mundo que tengo alrededor. Sentí que el compromiso que me brotaba me empujaba a ayudar a otras personas por medio de la Compañía de Jesús. Al final vi que mi vida iba por otro sentido, por un proyecto familiar. 

¿Cuándo ingresó en M+J?

–Hace cosa de un año. Lo conocí en la pandemia. En las últimas elecciones al Congreso presentó lista, conocía a algún candidato, y me gustaba cómo piensan. Fui entrando en contacto, y me enrolé.

“En el Parlamento, donde estamos dialogando todos los navarros, hay que preguntarse quién no está representado ahí”

¿Qué hace usted en un partido que tras 18 años es casi desconocido?

–Son varios factores. Estaba hastiado de la política de partidos, cansado de la impostura. En el confinamiento me empezó a preocupar mucho la polarización política y social. Y vi un partido que dice otras cosas, precisamente lo contrario: vamos a dialogar, a buscar soluciones. En mi vida he ido estudiando de manera continua. Eso me ha permitido comprender mejor la sociedad, armar mi cabeza y darme cuenta cada vez más de que lo político tiene que ir hacia lo social, a no dejar a nadie fuera. Me da igual que sea un partido que no tenga representación y sea pequeño. También desde lo pequeño se pueden hacer cosas. 

En Navarra ha habido acuerdos y Gobiernos de coalición. Partidos de corte social y políticas transformadoras.

–Somos humildes. En los últimos años ha habido estabilidad, acuerdos y políticas de corte social. Creemos sin embargo que hay realidades que siguen sin verse. El precio del alquiler ha ido subiendo, por ejemplo. La dificultad para montones de familias, sobre todo inmigrantes, no digamos ya las refugiadas, que incluso con una ayuda económica asignada, son incapaces de acceder a una vivienda porque encontrar un alquiler en Pamplona por debajo de los 800 euros es complicadísimo. Entidades sociales nos dicen que cada vez hacen falta más plazas de comedor social. Hay muchos ayuntamientos donde los inmigrantes tienen trabas y dificultades para empadronares y una cartera de servicios a la que no tienen acceso, por lo menos como el resto. Llevamos medidas de todo tipo para todos, pero esto hay que visibilizarlo, porque estas personas están fuera. Y en el Parlamento, donde estamos dialogando todos los navarros, hay que preguntarse quién no está representado ahí. Ha habido muchos avances, por supuesto, pero todavía existe una parte a la que podemos atender. Se está debatiendo en el Congreso una iniciativa legislativa popular que se presentó para regularizar a medio millón de inmigrantes en España. Su origen está en Por un Mundo Más Justo, aglutinando a más de 900 entidades, recogiendo cerca de 700.000 firmas, siendo capaces de tejer redes.

Dicen que no son ni de izquierdas ni de derechas. ¿Estrategia para pescar en el abstencionismo?  

–Creo que a M+J llega gente de muy diverso origen, personas que lo que tienen es una preocupación social importante y un deseo de que los partidos funcionemos de otra manera. Unos pueden proceder de una posición más de izquierda, y otros más de centro. Los principios políticos se alcanzan en nuestro partido por grandes consensos. Aquí las preocupaciones van por otro sitio. Lógicamente por toda la carga social, en muchas cosas vamos a tener más afinidad con un partido de izquierda que con uno de derecha, pero se enfoca de otra manera. 

Pero en Navarra hay un bloque progresista con dos versiones de Gobierno, y otro representado sobre todo por UPN. Ya en campaña, tendrán que posicionarse. 

–Si entráramos al Parlamento, lo primero que habría que hacer es hablar y facilitar que Navarra sea gobernable. Desde las 250 propuestas que llevamos, que tienen un corte social importante, habrá que ver quién está más cerca de estas posturas. 

Ya tendrán una idea, por lo sucedido desde hace 8 años.

–Sí, yo veo más fácil tener coincidencias en la mayoría de estas posturas con el bloque progresista, pero no nos adscribimos a ningún bloque, hay que hablar con todos y luego ver ley por ley qué hay que hacer. 

“Nos llega gente con preocupación social y deseo de otra política. Unos pueden venir de más a la izquierda y otros de más al centro”

¿Sus propuestas en política fiscal?

–La armonización de la fiscalidad en Navarra con la presión fiscal media de la UE, que si no me equivoco es más alta, porque hacen falta recursos para poder atender todas las propuestas de carácter social que hacemos. La fiscalidad es un elemento clave para poder tener recursos y defendemos la progresividad fiscal y exenciones fiscales, por ejemplo para los propietarios que ceden su vivienda para un alquiler con carácter social. También vincular la fiscalidad de las empresas a la huella de carbono, incentivar fiscalmente a las actividades de reparación y reutilización, y gravar de manera especial alimentos ultraprocesados.  

¿Otro tema clave para M+J?

–El Servicio Navarro de Salud. Poder abordar un plan de reforma de la atención primaria. Todos los profesionales transmiten que tenemos un problema. Ha habido saturación desde el covid, sobre todo. No solamente es un problema de recursos humanos o de organización, sino también de qué estilo de atención primaria queremos. Nos gustaría que fuera más de prevención. Y tenemos problemas de salud mental.

Eso al final requiere más recursos.

–Sí, claro. Y proponemos incentivar la cultura en los jóvenes, que no consiste en darles dinero para que vayan a ver un concierto, sino incentivar la producción artística, por ejemplo.

Vox pone el foco en la población migrante como problemática. 

–Nos preocupa mucho, porque la inmigración está aquí, va a seguir estando y viniendo. Y eso es bueno. Tenemos que trabajar por la integración, e implica un movimiento de dos partes, no solo de los que llegan, también de los que estamos. Hay que combatir ese discurso con pedagogía, datos, y argumentos bien armados que expliquen la realidad de lo que aportan a la sociedad navarra. Combatir los estereotipos, y preguntarnos por las condiciones, para tratar de prevenir e integrar con políticas de oportunidades.