l liderazgo de Navarra en materia de eficiencia energética en la edificación cada vez es más evidente. La labor por parte del Gobierno de Navarra, a través de su sociedad pública Nasuvinsa, en la construcción de viviendas de consumo casi nulo o con certificación Passivhaus es una muestra del impulso a este tipo de construcción. En los últimos años las políticas en materia de vivienda han estado orientadas hacia la sostenibilidad y la reducción de emisiones de CO2 en el parque inmobiliario, anticipándose y adecuándose antes que cualquier otra comunidad a la directiva marcadas por la Unión Europea (2010/31/UE). Y, es que, para el 1 de enero de 2021, todas las viviendas de nueva construcción o edificios antiguos que requieran rehabilitación, tanto públicos como privados, deberán construirse bajo los criterios de consumo energético casi nulo. No obstante, Navarra ha dado un paso más allá en sus edificaciones públicas exigiendo en sus promociones el estándar más alto de ECCN, que es el que otorga el Passivhaus Institut, refrendando, una vez más, su compromiso con el bienestar de la sociedad y la protección del medio ambiente.

En la actualidad, Navarra cuenta con más de 6.000 m2 certificados Passivhaus y otros 32.000 m2 con compromiso de certificación, lo que le sitúa junto a la Comunidad Autónomo Vasca a la cabeza del Estado. Pero lo más interesante de esta consolidación de liderazgo es la apuesta inicial que comenzó en la pasada legislatura y que el presente Gobierno ha mantenido en su agenda. La Comunidad Foral puede presumir de contar con la primera certificación Passivhaus de un bloque de viviendas residencial en el Soto de Lezkairu y de una promoción pública de 42 viviendas de alquiler en Mutilva, pertenecientes al plan Navarra Social Housing con un presupuesto de 80 millones de euros para la construcción de 524 pisos de consumo casi nulo (ECCN), que garantiza el 70% del ahorro en consumo energético, y que están previstos en Sarriguren, Ripagaina y Zizur- además de las citadas viviendas en Mutilva- y de la proyección a otras localidades navarras como Barañáin, Bera, Estella y Tudela, entre otras.

Asimismo, en el sector privado, la Comunidad cuenta con un amplio abanico de casas pasivas certificadas, entre ellas, la casa Plazaola Etxea (Lekunberri), precursora de este modelo constructivo no solo por convertirse en una de las primeras viviendas unifamiliares habitadas de forma permanente en Navarra, sino también por el emprendimiento de su propietario en la creación de una empresa especializada en este modelo constructivo que ha servido de ejemplo para profesionales del sector, lo que ha permitido conocer de primera mano las ventajas energéticas de esta vivienda frente a una tradicional.

Por su parte, el turismo rural de la Comunidad también cuenta con alojamientos construidos bajo criterios de alta eficiencia energética, consumo de energía casi nulo y certificados por el instituto Passivhaus. Estas casas Passivescape, como así se denominan, se encuentran en Ibero y se han convertido en prescriptoras de este modelo constructivo, dado que acercan al usuario las ventajas de vivir en una vivienda pasiva, además de mostrar los medios, conocimientos y capacidades necesarias para ejecutar edificios de bajo consumo energético que reducen la dependencia de energía y los consumos y emisiones, además de ofrecer espacios más saludables y confortables a sus inquilinos.

No obstante, promover la rehabilitación y construcción sostenible define, a su vez, la apuesta de Navarra por una construcción no invasiva en el entorno, que reduce el consumo energético, que representa una medida de ahorro de energía y refleja el compromiso con el medio ambiente. Como parte de esta estrategia se encuentra el proyecto Lourdes Renove, desarrollado en 2009 en el barrio tudelano, y el proyecto Efidistric, fruto del convenio entre el Ejecutivo foral y el Ayuntamiento de Pamplona, mediante el cual se ha realizado la rehabilitación energética de 630 viviendas en la Txantrea, reconocido con el primer premio del Ministerio de Hacienda como mejor actuación cofinanciada con fondos europeos FEDER y del Gobierno de Navarra. Además, en la segunda fase de ejecución, que se está desarrollando principalmente a lo largo de este año 2020, se rehabilitarán 1.107 viviendas más. Un caso de éxito que se está trabajando en replicar, también a nivel de barrio, en otras localidades navarras. Concretamente, en Tudela, Noáin, Zizur, Villava, Ansoáin y Barañáin, a través de dos proyectos europeos. “Una vez más -según indican los expertos que coordinan el proyecto- bajo un modelo de gestión innovador que pone a la ciudadanía, a las usuarias y usuarios, en el centro de todo el proceso de transformación de sus viviendas y barrios”.

Nasuvinsa, de esta manera, se ha convertido en un tractor para el sector privado, que ya se orienta hacia este nuevo modelo de negocio. Hay que reconocer la cantera de arquitectos, constructores, promotores... que se dedican a la construcción de edificios de consumo energético casi nulo y a la certificación Passivhaus. El sector ha sabido ver las ventajas y oportunidades que reporta este tipo de construcción para reducir la demanda energética y mejorar la sostenibilidad del edificio, así como del espacio que ocupa y el entorno que le rodea. Es, por ello, que la Comunidad cuenta con un gran número de empresas del sector especializadas en este ámbito, que corroboran la apuesta de futuro por una edificación eficiente, que ya está presente en la hoja de ruta marcada por el Gobierno.

“La edificación constituye una palanca de transformación económica, social y medioambiental de nuestra agenda urbana y de nuestro modelo productivo”