Koldo Vicente dio un testimonio de lo que representa el retorno al campo para muchos jóvenes que buscan una vida más en consonancia con sus valores y principios. Koldo, tras años trabajando en una fábrica de Pamplona, decidió hacer un giro radical en su vida y regresar al medio rural. “No me sentía identificado con lo que hacía. No era acorde con mis principios. Fue entonces cuando decidí que tenía que dar el paso”, relató en su intervención durante el evento.
Su decisión no fue inmediata ni sencilla. Venía de un entorno urbano y su experiencia en la ganadería era prácticamente nula. Sin embargo, la atracción por la naturaleza y la necesidad de una vida más conectada con lo que él consideraba sus valores le impulsaron a dar el salto. “Lo que realmente me atraía del campo era la posibilidad de vivir de manera diferente, de ser dueño de mi tiempo y de mi trabajo, y sentir que lo que hacía tenía un propósito más allá de lo económico”, comentó.
Al regresar a su pueblo natal, Otsagabia, en el Valle de Salazar, Koldo se enfrentó a nuevos retos, entre ellos, la falta de experiencia directa en el sector agroganadero. Pero no estuvo solo. El apoyo institucional fue clave. Koldo contó con el asesoramiento de INTIA, que le ofreció la orientación necesaria para superar las barreras burocráticas y técnicas. “Sin ellos, mi proyecto no habría sido posible. Gracias a su apoyo, pude empezar a dar los primeros pasos y organizar todo lo relacionado con la explotación ganadera”, reconoció.
En la actualidad, años después de tomar esa decisión de cambiar el rumbo de su vida, Koldo se siente satisfecho con el camino que emprendió. La ganadería ha dejado de ser solo un trabajo para convertirse en una pasión que le conecta de forma profunda con el entorno que le rodea. “Vivir en el pueblo, rodeado de la gente y la naturaleza, ha sido la mejor decisión que he tomado. Aquí es donde me siento realmente en casa”, confesóel ganadero.
La historia de Koldo es un reflejo de las inquietudes y aspiraciones de muchos jóvenes que buscan en el medio rural una oportunidad de emprendimiento, pero también una forma de vida más auténtica y libre de las presiones y rutinas urbanas. En su caso, el campo le ha dado más que un sustento económico; le ha ofrecido un espacio para reconectar con sus raíces, con la naturaleza, y con una vida que, para él, tiene un mayor valor.