Si en la mismísima URSS de los años 50 -que era más siniestra que Mordor- se pudo hacer el famoso 20º Congreso del PCUS -ése en el que Kruschev denunció los crímenes de Stalin, desheló el país e intentó reconducirlo hacia un comunismo mucho menos carnicero-, no hay excusa para que la FIFA no haga igual, con la denuncia (a ser posible, ante los tribunales) de Blatter, familia y amigotes, y un reset completo, implantando un nuevo modelo de funcionamiento que sea no ya transparente o democrático, sino simplemente decente, que supondría un gran cambio. La guinda sería hacerlo también en la Federación de Fúrgol, pero ahí tenemos poca esperanza, que Kim Jong-Un Villar ha cerrado las fronteras y no solo se quiere perpetuar en el cargo (¿pensará en su hijo, al que tiene muy bien colocado en la FIFA, como heredero de su imperio?) sino que no nos extrañaría que ande ajusticiando disidentes y hasta haciendo ensayos nucleares.
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