“llevo muchos años entrenando y nunca había visto nada igual”. Así resumía el entrenador del Lezkairu de Primera Juvenil lo sucedido al final del partido Beriáin-Lezkairu, del pasado fin de semana. El choque terminó 1-2, tras haber detenido el árbitro el juego en el 87, con 0-1 en el marcador, a la espera de que llegara la Guardia Civil para identificar a un espectador que le había insultado. Cuando media hora después se reanudó el juego para disputar los tres minutos restantes, los dos equipos renunciaron a atacar y esperaron a que pasara el tiempo. Para redondear la anómala situación, los jugadores llegaron a un acuerdo para que cada portero marcara un gol. La Federación ha abierto información del partido. Los clubes tienen sanción por conducta antideportiva. Las imágenes las ofrece Nafargol. Falta contar los motivos.

El partido no tenía trascendencia en la clasificación. Última jornada de Primera Juvenil, con el Lezkairu clasificado para la fase de ascenso y el Beriáin obligado a luchar por la permanencia en la siguiente fase. El entrenador del Lezkairu, Joseba Perkaz, señala que “teníamos ilusión por no encajar gol para ser el equipo menos goleado de toda la Primera Juvenil. Es la primera vez que nos clasificamos para la fase de ascenso y nos da pena salir en el periódico por esto”.

Desde el Beriáin aseguran que “esto viene del año anterior. Este árbitro tuvo una movida en un partido con nuestros chavales y acabó expulsando a cinco y a los dos entrenadores. Algo tiene con el Beriáin”.

El partido se desarrolló con relativa normalidad, más allá de las decisiones arbitrales de expulsar al entrenador y a un jugador locales. Hasta que el Lezkairu anotó el 0-1. En el conjunto local entienden que había sido en fuera de juego. El árbitro se dirige al banquillo del Beriáin porque recibe insultos de alguien que estaba fuera, junto al banquillo. Pide al entrenador local que se lo identifique (entiende que puede ser un jugador del Beriáin no convocado). Como no se lo identifican, llama a la Guardia Civil, que “tardó en llegar 32 minutos y mientras tanto los jugadores, helados en el campo. Llegó la Guardia Civil, identificó al chaval y siguió el juego”. Quedaban tres minutos de partido, que se convirtieron en diez con el tiempo añadido. Desde el Beriáin decidieron que “con un expulsado y un lesionado, no queríamos que pasara nada más que nos hiciera perder jugadores”. Y los chavales de los dos equipos se quedaron sin atacar, en el centro del campo. En esa situación atípica, entre los chavales acuerdan que anote un gol cada portero. Y así acaba el partido, con un gol más por bando, un equipo sentado y el otro parado, esperando que pase el tiempo. Aún hay una amarilla por dar al balón con la mano. “Menos mal que está todo grabado”, dicen en el Beriáin. Y desde el Lezkairu concluyen que la medida del árbitro de llamar a la Guardia Civil es “desproporcionada”, ya que preguntaron “si se veía amenazado y dijo que no”, y lamentan “no haber sabido parar el circo del final”. - M.J.A.