LA previsión apunta a que Iker Muniain estará disponible en enero, quizá para el cierre de la primera vuelta de la liga fijado para el día 3. Perderse media docena de citas por un problema muscular puede considerarse un contratiempo menor en la carrera de un futbolista. Sin duda lo es en el caso del capitán, víctima de dos lesiones graves, ambas de rodilla, que le obligaron a parar por espacio de nueve y seis meses. Lo más llamativo del historial médico de Muniain sería que en las tres oportunidades su ingreso en la enfermería ha coincidido con sendos momentos dulces de juego. Habrá que pensar que son caprichos del destino, pero lo cierto es que la desgracia tiene la manía de tocar a su puerta justo cuando alcanza un rendimiento merecedor del reconocimiento generalizado de afición y prensa.
Así ocurrió el 4 de abril de 2015. Siendo Ernesto Valverde el entrenador, Muniain se rompió la rodilla izquierda en el Sánchez Pizjuán. Dos meses antes, había dejado de actuar en la banda izquierda, donde ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria. El equipo acudió al campo de Torino, donde salió de falso delantero, posición que repitió en la cita de vuelta con los italianos, esta vez acompañando a Aduriz en el ataque. El Athletic presentó este día un dibujo distinto al habitual, con tres centrales. Contento con los experimentos, Valverde decidió que en los siguientes cinco encuentros Muniain ejerciese de media punta, algo que agradeció elevando sustancialmente su nivel. Estaba pletórico cuando por cuestiones tácticas se enfrentó al Sevilla de nuevo partiendo desde el ala izquierda. A punto de llegar al descanso, Muniain cayó en el área rival, tuvo que abandonar ayudado por las asistencias y le suplió Andoni Iraola. Había empezado su calvario.
El regreso de Muniain tuvo lugar el 20 de diciembre en San Mamés y no fue titular hasta un mes después. Todavía necesitó cinco semanas más para lograr cierta continuidad en el once. Muniain acusó su dilatado proceso rehabilitador en forma de frecuentes molestias musculares que le hicieron parar en varias oportunidades y a lo largo de la temporada Valverde tuvo que alternar en la demarcación de enlace a Beñat, Unai López, Rico, De Marcos, Aketxe y Viguera. El año fue particularmente duro para el navarro, al que las vacaciones estivales le pillaron sin recuperar la forma.
El segundo episodio fatal fue en casa, el 28 de septiembre de 2017. Era partido de Europa League, frente al Zorya y se saldó con una ingrata derrota por la mínima. La rodilla derecha le falló y ni siquiera pudo incorporarse. Luego declararía que enseguida fue consciente de la avería. Con los cambios consumidos, dejó el terreno a falta de disputarse el tiempo añadido. En aquella maldita fecha, Muniain se había echado el equipo a la espalda, protagonizando un despliegue impresionante, en la línea de lo que venía haciendo desde el arranque del curso.
Destacó en cada encuentro, erigiéndose en el motor de un conjunto que no lograba plasmar las directrices de José Ángel Ziganda. De ahí que la baja de larga duración de Muniain se interpretase entonces como un mazazo para un proyecto que, con sus altibajos, generó más incertidumbre que inquietud de principio a fin, pues el equipo nunca estuvo en peligro en el plano clasificatorio. Muniain volvió a una convocatoria el 31 de marzo y reapareció el 9 de abril en el feudo del Villarreal muy avanzado el choque. Pudo celebrarlo con un gol que certificó la victoria, 1-3. Continuó su puesta a punto saliendo del banquillo en las cuatro jornadas posteriores y figuró en la formación inicial en la penúltima fecha del campeonato, el 12 de mayo en Mendizorro tza, donde volvió a ver portería.
Por aquello de que no hay dos sin tres, Muniain acaba de ver truncada otra racha personal positiva. Acaso su pico de forma actual no sea comparable al que gozaba en las dos ocasiones anteriores, pero se estaba beneficiando de la decisión de Gaizka Garitano de colocarle por detrás del delantero. Una ubicación que ha supuesto mover a Raúl García, hacia adelante, y a Williams, al costado derecho. La mejoría en la creación y en la producción de peligro en las tres jornadas en que se ha utilizado esta disposición ha dejado lugar a pocas dudas. Su repentina ausencia impulsó a Oihan Sancet, cuyas buenas maneras en El Sadar han servido para atenuar el impacto de la pasajera pérdida del capitán. La expectativa en torno al chaval, refrendada ante Osasuna, podría activar un debate en el corto plazo.