Su nombre no generó excesiva ilusión en Leganés cuando se anunció su fichaje, y la pretemporada no ayudó a ganar adeptos para su causa, pero ahora nadie duda del método de Borja Jiménez, que tiene al conjunto pepinero líder de Segunda División en solitario con 18 puntos de 24 posibles y ha recuperado la ilusión por el ascenso y regreso a Primera División en Butarque. Un técnico cuyo perfil no acapara los focos, pero al que en la sombra le avalan los resultados, y que tiene en su trayectoria un breve paso por el Izarra.

Jiménez, que ha sido un 'fijo' en los banquillos de Segunda División B, llegó a Estella como apuesta del presidente de la entidad albiazul, Alfonso Canela, para la temporada 2016/2017, antes de la reestructuración del fútbol nacional, cuando el conjunto militaba en el fútbol de bronce. En el banquillo de Merkatondoa, el preparador abulense dirigió al equipo en 38 encuentros ligueros, finalizando la temporada en decimotercera posición, con 46 puntos en su casillero. De Estella, el entrenador dirigió al Rápido de Bouzas antes de hacerse cargo del Mirandés, equipo con el que consiguió su primer ascenso a Segunda División en la temporada 2018/2019, antes de lograrlo también con el Cartagena en el curso 2019/2020, conjunto al que llegó con la temporada comenzada, en sustitución de Gustavo Munúa.

En verano, y después de no haber conseguido el ascenso con el Deportivo de la Coruña, el Leganés se fijó en él para tomar el relevo del banquillo madrileño. Ocho jornadas después y pese a que comenzó la campaña con derrota ante el Andorra, el extécnico del Izarra está comenzando a recoger los frutos de su trabajo. Es conocido que la categoría de plata del fútbol español es una carrera de fondo, pero en Butarque se ha instalado el derecho a soñar.