Partido de principio de temporada en Primera División: Un jugador lanza un balón con escasa precisión y éste se dirige por alto hacia la línea de banda, allí un adversario levanta los brazos y coge el balón con las dos manos impidiendo que salga del terreno, la infracción es evidente y descarada, el árbitro sanciona la falta pero no amonesta. Los jugadores del otro equipo rodean al árbitro haciendo insistentemente con su mano el consabido gesto de pedir tarjeta, los miembros del banquillo no se quedan atrás. ¿Llevan razón?

Veamos los casos en los que las Reglas de Juego prevén que debe amonestarse, por conducta antideportiva, al jugar el balón con la mano:

“Tocar el balón con la mano para obstaculizar o impedir que progrese un ataque prometedor.

Tocar el balón con la mano al intentar marcar un gol (independientemente de que lo consiga o no) o en un intento de evitar un gol del adversario sin conseguirlo.”

Se excluyen situaciones como interceptar con la mano un tiro a puerta que no represente ocasión de gol o cortar con la mano un centro al área en la que haya jugadores de ambos equipos.

Por supuesto se sancionará con expulsión: “Impedir mediante una infracción por mano un gol o evitar una ocasión manifiesta de gol (excepto en el caso del guardameta dentro de su propia área)”.

¿Dónde encajaría aquí la tarjeta que se pedía en el primer párrafo? No cabe esa amonestación, la situación es exagerada y muy evidente pero no merece amonestación según las Reglas porque no corta una situación prometedora del adversario ni está relacionada directamente con marcar o evitar un gol. La reclamación de estos jugadores carece de fundamento.

Otro tema sería el porqué de esa protesta airada ante una decisión correcta y no opinable del árbitro, los profesionales del fútbol, que viven de él, deberían conocer sus reglas pero es claro que no sienten esa necesidad, cuando menos resulta sorprendente.

El autor es Responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros.