Como reza el refrán, a la tercera, la vencida. En su tercer curso al frente del Subiza, César Monasterio ha logrado, al fin, el ascenso a Segunda RFEF que tanto se le ha resistido en temporadas atrás. Sin embargo, un posible descenso de Osasuna Promesas a Segunda RFEF dejaría sin efecto el ascenso de los de Sotoburu por su condición de filial. Lo que sí que ha podido celebrar el cuadro que dirige César Monasterio es el alirón con dos jornadas de antelación al haberse impuesto al Ardoi en El Pinar en la ‘final’ que disputaban esta jornada ambos equipos.

Fundado en 1984, el Subiza entró a formar parte de la disciplina de Osasuna a finales de la temporada 19/20. Osasuna y Subiza firmaron un acuerdo por el que el Subiza se unía a la disciplina rojilla como equipo filial, por debajo de Osasuna Promesas. El club de la Cendea de Galar sustituía en esa situación al Iruña, club con el que se rompía el acuerdo después de que los verdes no pudieran lograr el ascenso a Tercera División.

Iruña y Osasuna habían estado vinculados en los últimos años y el descenso del Promesas a Tercera provocaba un descenso por arrastre del Iruña a Primera Autonómica. Sin embargo, una temporada después, el primer filial regresó a la extinta Segunda División B, pero el Iruña no pudo volver a Tercera, lo que llevó a Osasuna a buscar una alternativa encontrada en el equipo de la Cendea de Galar, que recibía con los brazos abiertos la llegada de jugadores sub-23 de la cantera rojilla. Así, jugadores como Ibaider Gárriz, Xabi Huarte o Asier Osambela, por ejemplo, han pasado por Sotoburu antes de recalar en el Promesas.

Levantarse después de caer

La semilla del ascenso se sembró hace tres temporadas, cuando Monasterio tomó las riendas del Subiza tras realizar un trabajo más que sobresaliente con el División de Honor de Osasuna, y siempre ha estado en las quinielas de los favoritos para luchar por el ascenso. Entrar en la estructura de Osasuna, y entrenar cuatro días a la semana cuando el resto de equipos lo hacen tres, son algunos de los motivos.

La primera temporada bajo el mando de Monasterio fue un proceso de adaptación a la categoría, al tratarse de una plantilla de debutantes. Una vez se sentaron las bases, y el equipo dio con la tecla, el Subiza se disputó el ascenso con el Cirbonero de Xabi Mata. Al final, fueron los de Cintruénigo quienes se llevaron el gato al agua, y el Subiza quedó eliminado en el play off regional.

En la segunda temporada, el Subiza volvía a estar en la quiniela. Sin embargo, esta vez su máximo rival fue el Valle de Egüés. La historia se repitió, siendo los de Sarriguren quienes disfrutaron de un ascenso histórico. Esta vez, el Subiza ganó el play off regional y pasó a la fase final, pero apeado de su sueño del ascenso por El Palo. Un nuevo aprendizaje para la mochila.

Un tercer intento peleado mano a mano con el Ardoi

Por tercera temporada consecutiva, el Subiza volvía a empezar un curso entre los candidatos al ascenso. Sin embargo, los de César Monasterio, pese a que tenían mayor ventaja de puntos con respecto a sus rivales, han encontrado en el Ardoi a su máximo oponente. Los de Aritz Gomara han sabido reponerse a lo largo del curso, hasta el punto de recortar ocho puntos en las últimas jornadas y afrontar esta jornada una final por el ascenso y presentar su duelo de esta jornada como una final que se llevó el Subiza.