Iñaki Miramón nació en Bilbao en 1957, en plena ebullición cultural, una época en la que el arte se convertía en vehículo de libertad. En Eibar, mientras estudiaba, encontró su primera vocación en el teatro amateur, un espacio que le permitió tantear el oficio desde la pasión más pura. Pronto entendió que su futuro estaba sobre los escenarios y dio el salto a Madrid para estudiar Arte Dramático, una decisión que marcaría para siempre el rumbo de su vida. Su debut en la gran pantalla llegó en el año 1978 con Arriba Hazaña, una película que retrataba la rebeldía estudiantil y que abrió la puerta a un joven actor con mucho que decir.

Televisión para todos los públicos

Si el cine fue su carta de presentación, la televisión le dio la popularidad. Durante los años ochenta, cuando la pequeña pantalla comenzaba a consolidarse como el gran escaparate de la cultura popular, Miramón se convirtió en un rostro habitual. Series como Página de sucesos o A Electra le sienta bien el luto prepararon el terreno para Media naranja, una ficción entrañable que lo catapultó a la fama y lo convirtió en “el actor de moda” de la época. Desde entonces, ha encadenado apariciones en producciones de todo tipo, desde comedias costumbristas hasta dramas históricos, demostrando una capacidad camaleónica.

El actor Iñaki Miramón en un estreno de una de sus últimas películas EP

El teatro, su gran refugio

Más allá de la televisión, el gran amor de Iñaki Miramón siempre ha sido el teatro. Los escenarios le han brindado un espacio único para arriesgar, experimentar y evolucionar como intérprete, permitiéndole explorar la complejidad de los personajes desde un contacto directo con el público que ningún otro medio ofrece. Obras como Los ochenta son nuestros, La muerte y la doncella o Atraco a las tres no solo lo han consolidado como un actor de registros muy variados, sino que también le han permitido demostrar su capacidad de generar emociones intensas: conmover con un drama profundo o arrancar carcajadas con una comedia, siempre con un ritmo y una presencia que atrapa. Para Miramón, cada función es una experiencia irrepetible, un diálogo silencioso pero poderoso con la audiencia que le exige estar presente en cuerpo y alma. El teatro, en su opinión, es mucho más que una profesión: es una escuela constante, un laboratorio creativo donde el oficio se renueva noche tras noche, donde cada aplauso es recompensa y cada error, una oportunidad de aprendizaje. 

Un regreso de cine con Garci

Aunque en los años noventa se centró más en el teatro y la televisión, el cine volvió a reclamarlo a principios de los 2000. Lo hizo de la mano de José Luis Garci en You’re the One (Una historia de entonces), película que le devolvió a la gran pantalla con un papel tan sólido que le valió la nominación al Goya como mejor actor de reparto. No sería la última colaboración con Garci: llegaron después Historia de un beso y Tiovivo c.1950, trabajos que confirmaron que Miramón no solo era un rostro televisivo, sino un actor capaz de sostenerse en el cine de autor con solvencia.

Siempre en marcha

Con más de cuarenta años de trayectoria, Iñaki Miramón no da señales de querer bajarse de los escenarios ni de la pantalla. En 2024 participó en la comedia La familia Benetón. Y para este 2025 prepara el estreno de Atasco, una ficción de Amazon Prime Video que confirma su capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos. Lejos de acomodarse en la nostalgia, Miramón sigue mirando hacia adelante. Es uno de esos actores que encarnan lo mejor de la interpretación: oficio, constancia y una presencia que, aunque discreta, se ha vuelto imprescindible en la cultura audiovisual.