Cuando surgió no existían los remontes ni la clasificación de pistas en colores (verdes, azules y rojas, según su dificultad), ni mucho menos el forfait, el abono diario que da acceso a las pistas de una estación y que en los últimos años ha generado un fuerte debate entre los esquiadores por sus altos precios. Desde 2016, en Baqueira-Beret (Lleida) el precio por deslizarse por sus pistas un día completo sobrepasa la barrera de los 50 euros, la tarifa más cara de toda la Península. La cifra queda aún muy lejos de los exclusivos y lujosos resorts de esquí del Colorado, donde en estaciones como Vail o Aspen el forfait supera los 200 dólares diarios. 

Trineos en todas sus modalidades, paseos con raquetas y en máquinas pisa-pistas, motos de nieve, buceo bajo hielo… Todo el engranaje del esquí no se podía intuir en un mundo que ya no existe. Gracias a las escenas de las pinturas rupestres, las primeras obras de arte de la humanidad, sabemos muchas cosas de las personas que nos precedieron en la prehistoria. Tenían la capacidad de inventar historias de ficción, nos contaban sus aventuras cotidianas sobre lienzos de roca y manejaban pensamientos mágicos y religiosos. 

“En mi familia siempre hemos ido a esquiar y este deporte es mi mayor pasión”

Berta Triana - Directora financiera

Los habitantes de las cavernas pintaban animales constantemente, en un rito supersticioso que, estaban convencidos, les iban a ayudar con el éxito en la caza. En la cueva guipuzcoana de Ekain, por ejemplo, hay decenas de caballos pintados hace unos 15.000 años en sus paredes de roca. El esquí también nació en una cueva. O para ser más exactos, se tiene testimonio de su existencia desde, al menos, el año 2.500 a.C, en un grabado de piedra en el que ya se puede apreciar la imagen de un cazador deslizándose sobre la nieve en un patín largo. 

Un deporte prehistórico

Algunos estudios van incluso más atrás en el tiempo y aseguran que los lapones de Asia central ya esquiaban antes de que emigraran hacia Europa. Hablamos de hace varios miles de años. Así, se tienen registros históricos y arqueológicos en Vis (Rusia, 6.000 a.C.), Kalvträsk (Noruega, 3200 a.C.), Telemark (Noruega, 1800 a.C.) y en Sierra Nevada Estados Unidos, 1860 a.C), entre otros lugares.

La Federación Española de Deportes de Invierno calcula que el primer texto escrito sobre la práctica del esquí pertenece al año 500 d.C. Se le atribuye al historiador Procopius la descripción de la primera carrera sobre nieve. “En China también hay testimonios escritos que cuentan que los pueblos nórdicos cazaban sobre caballos de madera calzados en los pies”, confirman en la página de referencia esqui.com. Poco a poco, aquella curiosa y efectiva manera de desplazamiento conquistó los pueblos del norte de Europa. “En el siglo XI se sabe que los rusos formaron sus primeros batallones militares de esquiadores. Hasta el siglo XVII, continuó siendo un recurso muy utilizado para desplazarse, sobre todo, por los ejércitos europeos. En 1773, un capitán noruego recopiló las primeras instrucciones, destinadas a sus tropas”. 

Desde el teleférico puedes contemplar la pista nevada. Pixabay

Muchas disputas de las dos guerras mundiales se dirimieron sobre la nieve y con los contendientes equipados con ropa de esquí. “Los batallones rusos fueron muy superiores en casi todos los enfrentamientos”, señalan en esquí.com. “Su importancia militar ha perdurado a través de los siglos y constituye, en la actualidad, una especialidad logística en algunos ejércitos modernos”.

Una forma de ocio 

El esquí como deporte y forma de ocio no surgió en Europa hasta bien entrado el siglo XIX. En la ciudad de Christiania (el nombre con el que se conoció a la capital de Noruega, Oslo, entre 1624 y 1925) se fundó el primer club dedicado al esquí nórdico, principalmente en la modalidad de salto y esquí de fondo. Los noruegos introdujeron las competiciones deportivas y crearon una serie de normas para su práctica. En 1898, Suiza se decidió a fabricar sus propios esquís, pero enseguida se dieron cuenta de que debían adecuar las características de los materiales deportivos a la accidentada orografía alpina. Los esquís y raquetas que utilizaban en el norte de Europa eran demasiado grandes para acometer las empinadas cuestas del país del buen chocolate. 

En el siglo XX, el esquí fue adquiriendo un protagonismo paulatino. Pasó de un práctico medio de transporte que valía para casi todo en zonas donde abunda la nieve -relacionado con operaciones comerciales, la caza y, como hemos visto, con extensas funciones militares- a un pasatiempo en las escapadas de invierno de los primeros deportistas, que quedaban maravillados con los paisajes blancos de las interminables paredes suizas. 

El esquí es un deporte que requiere de gran coordinación. Pexels

De norte a sur

Hubo un cambio de eje en Europa, del norte al centro. “El centro de gravedad de los deportes de nieve se fue desplazando desde los paisajes escandinavos hasta echar raíces, definitivamente y con mucha fuerza, en los Alpes. Se empezaron a culminar las principales cimas de los Alpes con una mezcla de sistemas. El Mont Blanc fue conquistado por los primeros alpinistas el 1904”, sintetizan en esquí.com.  

“Mi principal afición es cantar. Estoy aprendiendo y poco a poco voy mejorando”

Cristina Triana Directora creativa - Directora creativa

Aún faltaba mucho para la creación de, por ejemplo, Le Pas de Chavanette, una de las pistas más famosas del mundo por su dificultad; o de las doce estaciones que se pueden disfrutan en la actualidad en plenos Alpes, en la frontera franco-suiza, entre el lago Leman y el Mont Blanc. Pero la semilla ya estaba echada. Y no había vuelta atrás. La conquista del principal deporte de invierno en Europa era cuestión de tiempo.

El inicio del esquí en la península, tal y como lo entendemos hoy en día, tiene lugar el 25 de diciembre de 1908 en la estación de Rasos de Pequera, cercana a Barcelona (a menos de hora y media en coche). Se publicita como ‘la estación de esquí’ de la capital catalana y se caracteriza por sus bellos paisajes y un parque de nieve familiar. Esta estación, que estuvo varios años en desuso, ofrece desde 2010 esquí de montaña (skimo), raquetas de nieve, foodtruck los fines de semana, actividades guiadas o circuitos señalizados para raquetas.

Categoría olímpica 

Los Juegos de Invierno de las Olimpiadas de 1936, celebradas en Garmisch-Partenkirchen (Alemania), incluyeron como novedad el esquí alpino femenino y masculino. El programa olímpico abarca actualmente las especialidades de descenso, la prueba más larga y veloz de todas; supergigante, que combina la velocidad de un descenso con la precisión y pericia de los esquiadores; el slalom gigante, con giros cerrados en las curvas; el slalom, que cuenta con el trazado más corto y técnico; y, por último, la súper combinada, que, como su nombre indica, mezcla diferentes modalidades. 

Póker sobre nieve

¿Quiénes han sido los Maradona, Pelé, Cruyff y Messi del esquí? ¿Hay una lista que obtenga cierto consenso entre aficionados y entendidos? Normalmente, este tipo de clasificaciones no atienden a criterios única y exclusivamente objetivos y se suelen colar los gustos personales, condicionadas por las filias y las fobias de cada cual. Así que en este intento por no sentar cátedra y contar también con una presencia equilibrada entre hombres y mujeres, reunimos a cuatro figuras clave en el siguiente póker de esquiadores: 

Ingemar Stenmark

La leyenda sueca del esquí alpino, el hombre récord. Los títulos obtenidos en la década de los 70 y 80 son el mejor ejemplo de la huella que ha dejado en la nieve Ingemar Stenmark: 86 victorias en carreras de la Copa del Mundo, 8 veces ganador en la modalidad de slalom y otras tantas en la de gigante en la clasificación general mundial, 3 medallas olímpicas en los Juegos de Invierno (dos oros y una plata)… La velocidad no era su fuerte y no quiso participar en la especialidad de descenso. Se enfrentó a grandes figuras y nadie pudo con él: Thoeni, Franz Klammer, Phil y Steve Mahre, Zurbriggen, Girardelli o Alberto Tomba.

Jean Claude Killy

Se retiró con solo 24 años, lo que agranda su gesta todavía más. El esquiador francés ganó tres medallas de oro en tres disciplinas distintas en las Olimpiadas de Grenoble en 1968, igualando la marca de otro gigante del esquí, el austriaco Toni Sailer. Coincide que ambos dejaron de esquiar a la misma edad para dedicarse al cine. La carrera fílmica del ‘Relampago negro’ fue muy destacada; la de Jean Claude Killy, en cambio, bastante más modesta. Ha sido una figura muy notable en el deporte institucional internacional. El joven prodigio del esquí fue presidente de la sociedad del Tour de Francia en los años 90, y entre 1995 y 2008 formó parte del Comité Olímpico Internacional (COI).  

Janica Kostelic 

La mejor deportista croata de todos los tiempos. Su palmarés es impresionante. Si Janica Kostelic no logró amasar más títulos -entre los que destacan 4 medallas de oro y 3 títulos generales de la Copa del Mundo- no es por falta de talento. Con 3 años ya esquiaba y empezó a batir un récord tras otro desde una edad muy temprana. Sus rodillas fueron un auténtico quebradero de cabeza y cortocircuitaron la carrera de ‘La reina de las nieves’. Tenaz y luchadora, lo intentó por todos los medios hasta que el cuerpo le dijo basta y tuvo que abandonar el deporte en el que lo fue todo. 

Anja Pärson 

Su carrera fue de largo recorrido y duró casi tres lustros, un total de 14 años, aunque también se marchó por una lesión en 2012. Con 17 años se convirtió en la esquiadora más joven en ganar una prueba de la Copa del Mundo. Para la historia, el hito de haber sido la única esquiadora en llevarse el campeonato mundial en las disciplinas de descenso, eslalon, supergigante, salto de esquí y esquí de fondo. Son las cinco modalidades del esquí alpino. Anja Pärson (Suecia, 1981) logró una medalla de oro en los Juegos de Turín en 2006.