Los más avezados forenses de Diestralandia certifican entre saltos de alegría que el conglomerado rojo es ya una cadáver y el relevo en Moncloa está al caer. "Españoles, Fran…kenstein ha muerto", se guasea Rubén Amón en El Confidencial. El informe de la autopsia da para próximo Nobel de veterinaria y ciencia política. Resulta que ha muerto un muerto: "El monstruo de Frankenstein ya estaba muerto cuando el doctor Sánchez pretendió darle vida, aunque los impulsos eléctricos y los aspavientos desordenados le concedían una apariencia de vitalidad. Es más, el estado de excepción que caracteriza la legislatura —del coronavirus a la guerra de Ucrania— ha permitido a Sánchez una suerte de reinado metafísico".

"Una izquierda sin rumbo ni proyecto", se relame en el titular el editorialista de La Razón. Eso sí, a diferencia del patólogo anterior, este sí conde al rojerío un hálito de vida: "Las luchas intestinas, que han trufado el movimiento de una ausencia de lealtad, han sido una constante en la extrema izquierda española, experta en purgar y apartar a todo foco minoritario y aquel que se atreviera a disentir de la nomenclatura. (...) Que esta izquierda antisistema, con sus recetas anacrónicas, esté cada día más débil y con adhesión popular menguante es la justa consecuencia de un paso que elevó la toxicidad de la política y de su pobre capacidad de gestión. Quieren sobrevivir, mientras combaten entre ellos. Será difícil. Afortunadamente".

Al quite, el director del diario azulón, Francisco Marhuenda, señala como culpable de la debilidad del moribundo a ya imaginarán ustedes quién: "El declive del telepredicador populista Pablo Iglesias parece irreversible. Sus previsiones sucesorias han sido un fracaso. Le ha sucedido lo mismo que a Franco que nada quedó atado y bien atado. El ideólogo del caos y la desestabilización ha sido recompensado con su misma moneda. Yolanda Díaz ha acabado harta de sus caprichos y excentricidades". Ahí lo tienen: Iglesias comparado con Franco.

Miquel Giménez apunta también al vallecano hoy censado en Galapagar. En este caso, la comparación no es con el bajito de Ferrol sino con el Coyote de los dibujos animados: "No es broma. La caída de Pablo Iglesias es igualita a cuando el Coyote caía por un precipicio hasta al fondo, percibiéndose un sonoro ¡Paf! y una nubecilla de humo al estamparse contra el duro suelo de la realidad. Eso, para no hablar del complejísimo artefacto, marca ACME, insistimos, que intentan organizar entre Yolanda Díaz -Chulísimum Modelitus-, Ione Belarra -Sillonem Agarradem- o Ada Colau -Simplisimus Bochornem-, por poner algunos ejemplos de especies que quieren poblar el espacio".

No hay dos sin tres. Tabién Santago González en El Mundo habla de "Pablo y sus derrotas". En la letra menudo, esas derrotas se reparten también entre Sánchez y la propia Díaz: "El espacio de Yolanda Díaz, por bautizarlo con la terminología de Sánchez, es el caos, aunque es un caos algo menos desordenado que el de Pablo Iglesias Turrión. Cómo es posible reivindicar un frente amplio con dirigentes de frente tan estrecha es uno de esos fenómenos sorprendentes de la política en tiempos de Sánchez. Es lo que hay. Pablo Iglesias volverá a fracasar, como en las autonómicas de Madrid y como fracasará el verdadero responsable de todo este carajal cuyo destrozo en las instituciones españolas han relatado con minuciosidad el director de El Mundo y el columnista Camacho".

En el mismo periódico, Federico Jiménez Losantos saca las boleadoras para atizar a todo lo que se mueve. Aparte de las bofetadas, lo novedoso de la descarga es que culpa de lo ocurrido al inquilino de Moncloa... ¡por gafe! Se lo juro: "Los del papel del cometa errante Yolanda Díaz andan como en la película, Perdidos en el espacio. La gafancia de Sánchez -del género sotanillo/manzanoide: sólo él se salva de los desastres que provoca- ha alcanzado de lleno a Tenacillas. Fue hablar del «espacio de Yolanda Díaz» y cosechar desgracias: la imputación de Ada Colau; la que le caerá a Mónica Oltra; la última de Mónica García, que ha achacado una granizada en Madrid, típica de Mayo, a que «estamos volviendo loco al clima»; y, el viernes, el anuncio del acuerdo in extremis para unir en una candidatura a la extrema izquierda andaluza, y resulta que se quedó fuera Podemos por llegar fuera de plazo. Coincidencia chulísima, nada sorprendente en Yoli Nodoyuna".

Esa ensalada de nombres e imputaciones se repite la invectiva biliosa que firma Mayte Alcaraz en El Debate: "Yolanda Díaz bajó a la Feria para lucir modelis y servir cañitas a su compi, Alberto Garzón, evitando así que se atragantara con el jamón que se zampó mientras nos pone a dieta a los demás, y solo ha conseguido el ridículo ibérico. Hay que reconocerle un tino envidiable a la hora de elegir activos para su causa: Ada Colau vive en los juzgados de Barcelona acusada de hacer con el dinero de todos un sayo para amiguetes; Mónica Oltra se enfrenta a un asunto sucio por tapar a su exmarido condenado por abusos; y la otra Mónica, la madrileña, madre y médica, ha dejado la medicina para recibir sin cortapisas las tundas épicas que le propina Ayuso".

Jesús Nieto, columnero de ABC de la mitad de la tabla hacia abajo, se queda como inspiración para su colleja con una sola de las arriba mentadas: "Ada Colau se bautizó, o la bautizaron, o la matricularon como Inmaculada, y tiene ya el bastón municipal agarrotado por la Justicia: la que llega tarde y mal pero llega. Ella se montó un tribunalillo en el ayuntamiento para evitar el supuesto mamoneo y ella misma, quizá, se guillotine (hablo en metáfora imposible) en la plaza Real, frente al público y a una gaviota".