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¡Qué valían los romanos!

¡Qué valían los romanos!

hoy se celebra San Sebastián, un santo que decidió dejar de ser soldado romano para ser seguidor de Cristo y, por eso mismo, los romanos le metieron flechas en su cuerpo hasta darlo por muerto. La leyenda o la historia dice que revivió a pesar de todo y siguió por Roma dando guerra con lo suyo, que era proclamar la paz.

Como aquí hablamos de futbol, traslademos el ejército romano a un equipo de futbol. Sería un equipo sin duda ganador pero a su vez agresivo, duro e incluso violento o provocador. Si Sebastián hubiera sido delantero en vez de santo seguramente la defensa romana no le hubiera dejado rascar bola e incluso podría haber salido con su tibia en la mano y algún diente en fuera de juego.

Soy defensor a ultranza del juego duro pero mantengo una línea bien trazada entre éste y el juego sucio. Estoy seguro que no hay entrenador en el mundo que no pida a su equipo ser duro en sus partidos. Es una cualidad que todo equipo debe de tener sabiendo que mear fuera del tiesto puede traer consecuencias de las malas.

Seguro que se acuerdan de aquel Sevilla de hace unos años donde un médico llamado Alfaro y un valenciano llamado Navarro hacían de centrales como si fueran centuriones del propio Cesar. También recuerdo un recado que le dejó el Simeone jugador al guapo de Julen Guerrero o algún beso que deja Pepe de cuando en vez.

Me gustó siempre la dureza de Puyol, un centurión más limpio que la propia patena. También la de Castañeda, aquel central rojillo que fue capaz de marcar perfecto a Maradona sin llegarlo a enganchar de sus piernas. Luego sí que lo enganchó otra cosa, pero eso es otro tema.

La panacea de equipo sucio la he visto hace unos pocos días en Portugal. Se llama Canelas 2010 y en la Cuarta división de su país nadie quiere jugar con ellos por sus métodos más que sucios. 13 victorias consecutivas porque el contrario no se presenta. Ahora mismo son líderes ¡Qué valían los romanos!

El autor es técnico deportivo superior