Si hace unos días fue el presidente de la UEFA quien intentó justificar lo injustificable –que no se vete a Israel en el deporte como se vetó a Sudáfrica o Rusia–, el miércoles lo hizo Christophe Dubi, director ejecutivo de los Juegos Olímpicos: “Israel no será excluido de los Juegos de Invierno 2026, ya que respeta la Carta Olímpica”. Pero lo que hay en la Carta Olímpica son conceptos como “el respeto de los derechos humanos reconocidos internacionalmente y los principios éticos fundamentales universales” o “el mantenimiento de la dignidad humana”. Dubi habría tenido nuestra comprensión si hubiera exclamado: “Israel tendría que estar vetado por su masacre de palestinos, pero los países y multinacionales que gobiernan el COI han ordenado que siga ahí. Y quien paga manda”. Negacionistas del genocidio no por convicción, que ya sería triste, sino por rendición cobarde, sumisa, indigna.
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