Miles de manifestantes han bloqueado las principales carreteras de Israel y han tratado de impedir que varios miembros de la coalición gobernante acudieran a la Knesset, bloqueando la entrada de sus hogares, en una nueva jornada de protestas ante el debate sobre la reforma judicial propuesta por la coalición de liderada por Benjamin Netanyahu.

La Policía de Israel ha logrado desalojar a los cientos de manifestantes que ocupaban la carretera del aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv, y la 'Autopista 1' que conecta Tel Aviv y Jerusalén, entre otras vías clave del país. El tráfico ya se ha restablecido en todas las carreteras, según ha informado 'The Jerusalemn Post'.

En las primeras horas del día, algunas personas se han manifestado frente a las casas de miembros de la coalición para bloquear su salida, aunque finalmente sí han podido acudir a la Knesset para la lectura de la reforma.

Tras estos incidentes, los manifestantes se han concentrado frente a la sede del Parlamento y tras varias horas de protesta han comenzado a marchar en torno a la sede legislativa. Medios israelíes estiman que hay entre 40.000 y 60.000 participantes.

Ya por la tarde, un grupo de manifestantes ha intentado superar las barreras levantadas por las fuerzas de seguridad en torno a la Knesset o Parlamento israelí coincidiendo con el inicio de la tramitación parlamentaria de la reforma judicial. La Policía ha repelido de inmediato el intento de asalto.

Mientras, dentro de la Cámara, el servicio de seguridad del Parlamento ha expulsado por la fuerza a los manifestantes que estaban en la tribuna de invitados a la que habían accedido sin permiso y donde habían comenzado a golpear el cristal que separa esa zona del pleno de la Knesset.

Netanyahu ha expresado en un comunicado su indignación ante los escraches: "Los manifestantes que hablan de democracia son los que están acabando con ella al permitir a los representantes públicos que lleven a cabo uno de los derechos básicos de la democracia, votar". Entre los políticos afectados se encuentran el ministro de Educación, Yoav Kisch, y la parlamentaria de Likud Tally Gotliv.

El primer ministro israelí ha subrayado que la tramitación parlamentaria de la reforma judicial seguirá adelante según lo previsto. "Hoy se votará y mañana espero que se abrirá la senda del diálogo", ha declarado Netanyahu al inicio de una reunión de los diputados de su partido, el Likud.  

 "NO HAY MARGEN PARA EL MATONISMO"

"Todos dijimos hace seis semanas que había margen para el diálogo, pero no hay margen para el matonismo", ha apuntado. "Líderes de la oposición, dialogad. Aún hay tiempo para hablar. Aún podemos reducir lo que nos distancia y llegar a acuerdos", ha añadido, mientras ha condenado las "amenazas sobre guerra civil y derramamiento de sangre".

Los líderes de las protestas "están destruyendo la democracia. No aceptan el resultado de las elecciones. No aceptan la decisión de la mayoría. No condenan los llamamientos a asesinar al primer ministro y a su familia. No condenan los llamamientos a hacer daño y asesinar a miembros de la Knesset", ha reprochado. Estos "matones" están "predicando sobre ética (...) y hablan sobre valores humanos mientras arrollan y pisotean esos mismos valores", ha añadido.

En respuesta, el líder de la oposición, Yair Lapid, ha denunciado que las dos leyes que propone el Gobierno "anulan la democracia en Israel". "Todas las iniciativas para dialogar, la del presidente (Isaac) Herzog, las de la oposición, las de la sociedad civil, incluso la de los estadounidenses han sido respondidas con un rotundo rechazo", ha reprochado Lapid, que considera "una mentira" los llamamientos del gobierno al diálogo.

En un tono más elevado, el diputado del partido Yesh Atid Ram Ben Barak ha recordado que los nazis llegaron al poder democráticamente. "Es peor que todos los regímenes a los que no nos queremos parecer. Ni los turcos, ni los húngaros, ni los polacos y sí, lo diré en esta tribuna, la Alemania nazi. Llegaron al poder democráticamente", ha apuntado.

Los partidos que apoyan a Netanyahu han afeado a Ben Barak sus palabras y el primer ministro ha afirmado que la oposición "ha descarrilado".

Los críticos con la reforma han argumentado que se trata de un ataque al equilibrio de poderes de Israel, ya que concede al Parlamento una influencia inusitada para revocar decisiones judiciales. Se espera que decenas de miles de personas de todo el país se manifiesten en Jerusalén a las puertas de la Knesset, antes de la primera lectura de la reforma judicial propuesta por la coalición. Es la primera de las tres lecturas necesarias para que se modifique la ley.

El ultraderechista Itamar Ben Gvir, actual ministro de Seguridad Nacional, ha calificado a los manifestantes de "anarquistas" que están "sin control", en un comunicado que recoge 'The Times of Israel'. También ha expresado su intención de celebrar una reunión "urgente" con el mando policial de Jerusalén para "no permitir a los anarquistas que paralicen el país".

Comienza así la séptima semana de protestas contra la reforma en Israel, donde el pasado sábado se manifestaron cerca de 250.000 personas, según cifras de los organizadores recogidas por el 'Jerusalem Post'.