olazti. Epi Marín no despidió el año comiendo uvas. Para este trabajador de Cementos Portland en huelga de hambre desde el pasado 17 de diciembre, la pasada Nochevieja fue una noche más. Al igual que estos últimos días, la pasó en la autocaravana que compañeros y amigos pusieron a su disposición con el fin de hacerle más llevadera su protesta para ser readmitido como palista en la planta de Portland de Olazti. Y es que después de 43 años trabajando en esta empresa, más de 20 como delegado sindical de ELA, la cementera le notificó ese día su recolocación en tareas de limpieza.

"Igual, igual no fue", precisa Marín, a quien esa noche, al igual que resto de estos 17 largos días con sus respectivas noches, no le faltó el calor de su familia. Tampoco le ha faltado el apoyo de sus compañeros, amigos y vecinos, que día tras día acuden hasta el puente de acceso a Cementos para mostrarle su apoyo. Así está siendo durante estas fiestas navideñas, fechas entrañables que Marín está viviendo fuera de su casa y sin los excesos propios de estas fechas.

Marisco, cordero, turrón o champán, productos típicos de estos días, los ha sustituido por infusiones. Si bien no sabe cuántos kilos ha perdido -"no solía pesarme", precisa este histórico sindicalista de ELA-, el ayuno continuado ha pasado factura en su cuerpo, con calambres en las piernas y mareos. Pero no en su ánimo, que continúa muy alto con el convencimiento de que está realizando lo correcto. "Me ratifico en que estoy haciendo lo justo. La protesta es proporcional a la agresión que ha hecho la fábrica conmigo", apunta, al tiempo que afirma que "continuaré hasta que el cuerpo aguante". También destaca que el médico de Olazti acude todos los días hasta la autocaravana para hacerle un chequeo.

"Ante la venganza, solidaridad", se lee en euskera y castellano en una pancarta colocada junto al puente de acceso a Cementos, lugar emblemático para los trabajadores tras la huelga de dos meses en 2001. Y es que según denuncian desde ELA, la recolocación de Marín y otros tres trabajadores, afiliados de este sindicato y LAB, en tareas de limpieza con categoría de especialista de tercera es "una venganza por significarse en la lucha obrera". Ayer volvieron a instar a la dirección de la empresa a que recoloque en su antiguo puesto o negocie una salida "digna" con el propio trabajador. "La empresa ha creado este problema y lo debe resolver", afirmaron.

Estas cuatro recolocaciones en la planta de Olazagutía, que suponen una merma del salario en torno al 40% según los sindicatos, y otras dos en la planta de El Alto en Madrid, formaban parte del acuerdo firmado en Madrid entre Cementos Portland Valderrivas en octubre con los sindicatos CCOO, UGT y USO. El ajuste de la plantilla afectaba a 28 trabajadores de la planta de Olazti y a otro de Pamplona. Suponía 18 prejubilaciones, la desaparición de cuatro contratos de relevo y la recolocación o baja incentivada de seis trabajadores.

El lema de la pancarta es también el nombre de la campaña que han puesto en marcha sus hijas Yolanda y Laura en Internet para pedir a la empresa que "reconsidere la decisión tomada, bien sea la readmisión en el puesto de trabajo en las condiciones actuales o una negociación de las condiciones de despido digna", según explicaron las hermanas Marín, que se mostraban muy orgullosas de la lucha de su padre. La adhesiones se pueden realizar en www.change.org/es/peticiones/ante-la-venganza-solidaridad-mendekue-aurrean-elkartasuna. Hasta la fecha, ha recibido casi 300 apoyos.