EL desfile de carrozas de ayer puso punto y final en Sunbilla a unos carnavales eminentemente locales, con cuestación de los mozos (tradicionalmente, solteros y sin presencia de mujeres) por los caseríos el viernes y el sábado y una cena de mujeres que reunió a más de cien comensales, pero que se convierte en multitudinario y cosmopolita el domingo. Un total de 14 carrozas, un par más que en ediciones anteriores, hicieron las delicias (las tres primeras en sentido estricto, con sus tortillas, vino, hezur salda, talos y chocolate, entre otros deliciosos bocados que ofrecieron gratuitamente) del numeroso público. Una vez más se demostró la voluntad de los sunbildarras, Sunbildarren borondatea, como se podía leer en una de esas tres primeras carrozas.

El desfile volvió a generar una gran expectación y congregó una verdadera multitud (las colas de vehículos en la antigua carretera, en dirección Irun, llegaron prácticamente hasta el cruce del camping) para volver a ver el despliegue de imaginación y humor con el que despiden los habitantes de esta localidad los carnavales.

Tras las carrozas de los jóvenes y Ulibeltzak, bajo la denominación de Sunbilla 2020 se podía contemplar a padres, madres y chiquillería practicando diversos deportes olímpicos. Otra carroza muy trabajada representaba Vikingoen konkista, con unos vikingos remando en su drakkar, mientras que otros preparaban una apetitosa parrillada de carne. Las chicas de Pottokak Dancing, algo fondonas, se afanaban en unos ejercicios de ballet, algo desacompasados, no se sabe bien si por el exceso de kilos o la escasez de sueño. Tras ellas, El Konkis Sunbillan, representaba al programa El Conquistador del fin del Mundo, con el presentador Julian Iantzi y unos concursantes algo tímidos cuando este les explicó el juego de inmunidad que consistía en besar al mayor número de chicas posible. Sunbillakoak ere bai Stratosferako bidean recreaba el reciente salto desde la estratosfera, con el equipo de la NASA vigilante. La cuadrilla más veterana bailó por sevillanas en Zebillako Feria, mientras que el programa Callejeros Viajeros llegaba a Hawaii, donde encontró a algunos sunbildarras. Otra carroza realizada por un grupo de jóvenes se metía en el videojuego Super Mario Party y otra cuadrilla representaba la guardería Sunbillako haurtzaindegia, con las primeras nociones de matemáticas en la pizarra (4x4 = todoterreno, 3x2=Eroski). La penúltima carroza representaba la cacería del rey Juan Carlos cazando elefantes en la reserva de Bostwana, con un elefante de cartón-piedra de tamaño natural y la carroza que cerraba la comitiva representaba un poblado africano, a ritmo del Wakawaka de Shakira,

El veterano Jesús Mari Jorajuria, entre otros, vendía entre los espectadores rifas para el sorteo del cerdo y el cordero, a 1 euro, para sufragar gastos. En total se vendieron casi 7.000 rifas, muchas en la mañana de ayer, pero también por los jóvenes en las casas de la localidad, durante las puxka biltzea. El número premiado con el cerdo fue el 2.735, y el del cordero para el 6.684. Se quedaron en Sunbilla, pues fueron adquiridos por Arantxa Ibarra y Joxemigel Zelaieta.

Aunque los carnavales ya han finalizado, el Ayuntamiento ha convocado por segundo año el concurso fotográfico de carnavales, dirigido a los empadronados en la localidad. Los trabajos pueden presentarse hasta el próximo 15 de febrero.