tudela. Completando el periplo itinerante del acto más arraigado que celebra el colectivo en todo el año, la Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra celebró su 14º Capítulo General en Barillas, una de las 16 localidades de la Comunidad Foral en la que funciona un trujal.
A la espera de los datos que arroje la campaña de este año, que como explicó el mayoral de la cofradía, Jesús Marín, “se espera menos abundante que la del año anterior debido a la climatología y las enfermedades que han atacado los olivos”, la ceremonia estuvo marcada por la diversidad de los sectores representados en el nombramiento de nuevos cofrades de honor, a los que se unieron otros 9 de número.
El naturista Txumari Alfaro, el gerente de la Cooperativa de Hostelería de Navarra, Javier Arístegui; el dueño del restaurante El Molino de Urdániz, David Yarnoz; el pelotari Augusto Ibáñez (Titín III); el periodista Alfredo Urdaci; y el médico de familia Ignacio Urízar Calvo, fueron investidos como nuevos integrantes de una cofradía en cuyos estatutos, como recordó Marín, “está recogido que nuestra misión es la de promulgar, defender y dar a conocer el aceite de nuestra tierra”. Estuvieron de acuerdo en hacerlo así los seis miembros que se enfundaron la capa distintiva de la cofradía y se colgaron al cuello la medalla que les da acceso al colectivo en el que actualmente hay un centenar de cofrades.
“Existen muy pocos alimentos que sean un medicamento tan potente como el aceite de oliva virgen”, apuntó Txumari Alfaro en una intervención en la que recordó que en el consumo de este pro- ducto en el Estado se sitúa ahora mismo en 12 litros por persona al año.
A la ceremonia asistieron un total de 18 cofradías de todos los puntos geográficos, incluida la Gastronómica de Madeira. La jornada, que había comenzado con un almuerzo y las danzas del grupo Mendianike de Ablitas, continuó con el apadrinamiento de un olivo milenario, una visita cultural y una comida de hermandad.