BARAÑáIN - Históricamente, los artesanos navarros han ido por libre; cada uno debía encargarse de buscar diferentes ferias en las que participar, apoyándose en su conocimiento de la celebración de diferentes ferias y en el boca a boca entre compañeros de profesión. Pero en octubre nació A-mano, una asociación o “unión de mercaderes” que busca ser “un punto de unión entre las ferias que se organizan y los artesanos, ofrecerles a ellos un calendario de mercadillos, crear un espacio web donde cada uno tenga su ficha que diga quién es y qué hace, orientarles y asesorarles en cuanto a imagen, tarjeta, logotipo... y también crear nuestros propios mercados”, explica Luis París, coordinador de A-mano y uno de sus fundadores.
Todo empezó en octubre, cuando una prima artesana de París le pidió “que le ayudara a crear una página web con su trabajo. Entonces vimos que no había ningún punto de coordinación o asociación, que todo funcionaba con ayudas de amigos artesanos, amigos de amigos...”, relata. Desde entonces, 40 artesanos de Navarra ya se han asociado en A-mano. Aun así, París recalca que prefieren llamarse “mercaderes; los artesanos en sí son los que están registrados como tal y a algunos les suele molestar que usemos la misma palabra. Además, el término mercaderes abarca artesanos, artistas y creadores de todo tipo, y no es ni femenino ni masculino, identifica a todo el mundo”.
Entre estos 40 primeros asociados, “una cifra que nos parece importantísima para el poco tiempo que llevamos”, expresa el coordinador del colectivo, hay diferentes perfiles: “Algunos están dados de alta en la Seguridad Social, pero la mayoría son artesanos que no se pueden permitir los más de 200 euros que hay que pagar para ser autónomo”. Una situación “alegal”, dice París, para la que, a medida que A-mano vaya creciendo y expandiendo su cobertura, se buscarán alternativas.
“Nos encantaría que existiese un amparo legal para estas situaciones. Para muchos, la artesanía es una actividad paralela a su trabajo, pero muchos otros tienen situaciones personales y económicas realmente complicadas”, subraya Luis, quien resalta que “no pueden pagar 250 para trabajar quizá un fin de semana al mes en el que lo que sacan ronda los 50 euros”. Ante esto, desde A-mano buscarán soluciones, “como pagar una tasa por cada feria al que estos mercaderes acudan”, propone Luis. “Al fin y al cabo -continúa-, lo que aquí se ofrece es un producto excepcional, hecho a mano al 100% por quien lo vende; en ningún caso se admite nada que tenga algo hecho por terceros”.
DE MODA Rodeados como estamos de grandes superficies, desde A-mano Luis París considera que poco a poco “se está volviendo a comprar a quien se tiene al lado. Y las ferias de artesanos son lo más pequeño del pequeño comercio”. Según su punto de vista, “a la gente le gusta el producto artesano; estamos viendo como muchos prefieren un babero único hecho por una mujer que puedes conocer, a uno de cadena que pueda costar un par de euros menos en una gran superficie”.
Entre los artesanos asociados, París destaca que “hay gente que hace cosas súper interesantes, maravillas de calidad. El poder regular su situación incrementaría esa oferta única”. Es consciente de que “esa tasa que proponemos por participar en una feria puede generar críticas entre quienes están dados de alta. Pero apoyar a estos mercaderes no supone ningún descojono a la economía navarra, ¿no?”. Por este amparo luchará A-mano, cuyo número de asociados aumenta cada día; ahora son 40, pero París asegura tener “localizados a unos 200 en Navarra. Poco a poco vamos saliendo de la Comarca de Pamplona”.
ESTRENO EN BARAÑÁIN Ayer hicieron su presentación en Barañáin después de cuatro meses organizando su primera puesta en escena. La plaza Consistorial arropó, entre las 10.00 y las 20.00 horas, a un total de 65 puestos artesanos (joyería, decoración, complementos, cristalería, madera...), en los que no solo participaron los coordinados por Luis París, sino también otros de la Asociación de Comerciantes de Barañáin y de otras cooperativas.
Aunque el tiempo amenazaba con estropear el evento, las actuaciones, exhibiciones de baile y música, degustaciones y talleres que estaban programados tuvieron lugar. “Siempre que hay un mercadillo de este tipo hay gente; no es solo un espacio de compra-venta, sino de fiesta, de música y otras actividades”, destaca Luis París, quien quiso agradecer la colaboración del Ayuntamiento y otros colectivos “que han hecho posible que no gastemos ni un duro”.