El último trabajo del pintor tudelano Joseja Casado tuvo como marco inspirador un punto del río Arakil a su paso por Egillor, en el puente del camino a Beasoain, su compadre concejil. Sutil sfumato el de Casado para pillar con gran realismo el bellísimo paisaje. A colación del sentido de este escrito, se diría, incluso, que el excelente pintor capta, además de la atmósfera, el alma del lugar.

Egillor, antigua villa con señorío realengo, pertenece al ayuntamiento del Valle de Ollo. Singulares tierras estas de Ollo donde la tan larga como caprichosa y quebrantable vida de la geomorfología y su tectónica ha esculpido un diapiro gigante. Diapiro donde las calizas más resistentes vencen y lo proclaman en lo alto de la Sierra de Saldise (1.107 metros), y, al contrario y por intrusión, las arcillas, yesos y sales ahondan el valle al echarse dúctiles y deformables.

Para muchos estudiosos de la Historia de Navarra, la génesis, diríamos también el alma, de la ancestral Vasconia y de los viejos Reynos de Pamplona y de Navarra, brotó y fue acunada por estos parajes maravillosos e imprescindibles de Ollo, Goñi, Andía...

Este concejo de Beasoain-Egillor y sus vecinos (104 habitantes, cerca de 90 en Egillor) se ha esforzado por mantener el pulso a lo urbanita y lo ha conseguido. Su población ha ido en aumento en las últimas décadas, se han consolidado algunas iniciativas industriales, como una empresa de bacalao, se han arreglado algunas obras importantes de arquitectura civil (Berakotxea, Betikotxekua...) del siglo XVIII, ermitas de Santa Engracia y San Cristóbal y se ha cuidado y señalizado el patrimonio natural; además están EATP y centrales de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona...

frontal de san miguel Pero volviendo al espíritu y esencia de Egillor, el pensamiento se recrea en la iglesia de San Miguel, protogótica del siglo XIII, al imaginársela con el frontal original del altar, que a buen seguro habría sido costeado hace 800 años por, entre otros, devotos del lugar. Este frente es una obra pictórica de gran importancia por su antigüedad, calidad y estilo. Desde 1932 se puede disfrutar de ella en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Allí, en Barcelona, esta joya patrimonial de Egillor está titulada como Frontal de los Arcángeles.

Esta pieza tiene unas dimensiones 105,3 por 127 por 4,5 cm. La técnica utilizada responde a temple, relieves de estuco y restos de hoja metálica corlada sobre tabla. Está divido en cuatro escenas:

En la parte superior izquierda aparecen los arcángeles Rafael y Gabriel sosteniendo la figura del alma de un difunto.

En la parte superior derecha está el titular de la iglesia, San Miguel, venciendo al dragón.

En el lado inferior izquierda se representa la Psicostasis en la que aparece San Miguel pesando el alma de un difunto y el demonio pretende desnivelar la balanza.

Y abajo a la derecha se relata la leyenda del monte Gargano, que se pinta como a modo de capitel y con hojas con voluta.

La mayoría de expertos en esta época pictórica religiosa del siglo XIII no dudan en situar a este frontal en Egillor y que fue obra del entorno del taller catalán de Llussanés. Entre la belleza de su obra se puede distinguir y disfrutar de un personal estilo neobizantino que se coló por influencias francesas e inglesas, entre lo románico y lo gótico.

Otro frontal atractivo por la plasticidad de su escena (vida de la Virgen e infancia de Jesús) y que se puede disfrutar en el mismo museo catalán es el procedente de la cercana localidad de Arteta.

No se trata de un Guernica este frontal de Egillor, pero sí una pieza señera y de gran valor patrimonial. Sería una quimera el lograr que esta obra de arte regrese a su lugar de origen; mas sí es importante que los vecinos de Egillor y de toda Navarra sepan de cada uno de los valiosos lustres de su pasado. El alma de un pueblo es muy importante y hay que conocerla bien para ser y pensar con libertad. Imagínate si tiene importancia que San Miguel y el mismísimo Belcebú se disputan el alma de un ser humano en el frente que nos ocupa.

Egillor es una de las mejores almas de Navarra, aunque una de sus mejores partes habite lejos.