- En el diccionario de Maite Maisterra no existe la expresión tirar la toalla. De espíritu inquieto y creativo, esta joven de Garaioa (valle de Aezkoa), propietaria del bar-restaurante Ibarraetxea, se ha visto obligada a reinventarse y dar salida a su negocio familiar continuando con lo que mejor sabe hacer: deleitar con una sonrisa los paladares de sus clientes.

Y esta vez se ha recreado en el mundo de la repostería. Así, para endulzar el confinamiento de los vecinos del Pirineo, Maite ha apostado por ofrecer un servicio a domicilio de tartas caseras y personalizadas. Empezó por casualidad regalando una tarta a modo de disculpa (se le olvidó una cita médica) y de ahí, la envidia por querer saborear una tarta made in Maite hizo que le saliera algún pedido. “Me di cuenta de que conseguía arrancar alguna sonrisa al entregar esas tartas y viendo que la gente estaba preocupada y nerviosa, pensé que se podrían alegrar dándose un homenaje golosón”, explica. Y así fue como llegó el Día del Padre y algún que otro cumpleaños, hasta que el molde fue cogiendo forma. Si bien antes ya compaginaba el restaurante con la elaboración casual de pasteles a quienes se lo pedían, es en esta primavera cuando sus aptitudes reposteras han alcanzado la fama. “Publiqué en las redes sociales fotos de mis tartas y enseguida vi la buena respuesta de la gente”, confiesa.

Y es que en su negocio, es Maite la que siempre se ha encargado del postre, porque para ella es el instante más emotivo. “En las celebraciones, el momento de sacar la tarta es muy especial, se canta el zorionak zuri, se sacan fotos, se soplan las velas, se dan los regalos… Todo gira en torno a una tarta y el tener que compartirla entre todos, une mucho más”, dice.

Teniendo más tiempo libre, Maite ha podido experimentar con sabores y texturas, hasta llegar a elaborar más de 70 tartas. Todo un reto que se acentuó en el Día de la Madre, cuando tuvo que hacer 20. De unas 12 raciones bastantes consistentes, las hay para todos los gustos: tarta de zanahoria, hojaldre de crema y nata, bizcocho de chocolate o tarta de queso. Cada cual, mejor. “Uso productos nutricionales y saludables, que no sean una bomba. Y siempre busco currarme un bonito diseño”, añade.

Porque si algo identifica a las tartas de Maite es su esfuerzo en personalizar la tarta con mimo y cariño. El mismo trato cercano y amable que demuestra en el bar lo plasma en una sola lámina como si de un lienzo vacío se tratase. Por eso no se conforma con un simple felicidades; hace gala de su imaginación. “Siempre pido que me cuenten alguna afición de la persona en cuestión o cómo le llaman cariñosamente en casa. A nivel culinario igual no es la tarta perfecta, pero si veo que representa a la persona, estoy contenta”, afirma. De este modo, en su galería de arte sorprende con dulces cuadros de coches, elementos de la naturaleza, formas curiosas o frases de canciones, trazadas y decoradas con trocitos de chocolate y frutas. Así es imposible no esbozar una sonrisa.

Hace 8 años, a Maite le surgió la oportunidad de coger el bar de su pueblo y, sin pensarlo, cambió su trabajo (estudió ADE) en Pamplona por ir a vivir al Pirineo, donde acudía cada fin de semana. Y no se arrepiente de su decisión, asegura que es feliz. Basta con asomarse por la puerta de su restaurante para comprobarlo. Siempre sonriente y sin mirar al reloj, contagia al cliente de esa pasión por su trabajo, por su gente, por la vida. “Me mueve la erótica de hacer felices a los demás con nuestra comida casera y nuestra sonrisa y afecto. Cada vez estoy más a gusto”, reconoce la cocinera.

De ahí que lo que más echa en falta es la compañía de sus clientes. El bar para los pequeños pueblos es el refugio de socialización entre sus vecinos y Garaioa es un claro ejemplo de ello. “Casi todos los días hay partidas de mus y damos comidas. Con el bar cerrado, te falta esa parte de comunidad, de ambiente familiar. Hay mucho vacío en la gente”, afirma.

Por suerte, a finales de mes tiene previsto abrir de nuevo las puertas del bar Ibarraetxea, pero ya ha dejado claro que su teléfono (616767234) seguirá disponible para recibir encargos. “Iremos viendo si funciona el restaurante. De momento, seguiré ofreciendo el servicio de las tartas porque todo suma”, concluye.

“En las celebraciones, el momento de sacar la tarta es muy especial y el tener que compartirla, une mucho más”

Cocinera y repostera del Bar Ibarraetxea de Garaioa (Aezkoa)