- Las obras del parque sur de la Txantrea revelaron ayer la existencia de restos de un sistema hidráulico medieval frente al puente de la Magdalena, a escasos metros del convento de las religiosas Hijas de San José y sobre la casa del párroco recién derribada. En concreto, se ha encontrado un aljibe, un asca y un pozo, de donde sale un canal que antiguamente se utilizaba para el riego de las huertas contiguas. El Ayuntamiento, tras una petición formulada por EH Bildu en la Gerencia de Urbanismo celebrada ayer, hará un estudio arqueológico que permita datar con mayor precisión los restos hallados en el antiguo huerto de las Josefinas.

A falta de resultados oficiales, una posibilidad es que el origen del sistema hidraúlico se remonte más de mil años, al siglo X o XI, cuando en la margen derecha del río Arga se encontraba la antigua leprosería de la Magdalena. "No cabe duda de que ha estado ahí a lo largo de los siglos. De todas formas, hace falta un estudio más en profundidad", asegura el historiador Pello Iraizoz.

La antigua leprosería estaba atendida por religiosos de la Orden de San Lázaro y estaba dedicada a María Magdalena: de ahí el nombre de lazareto para los hospitales donde se tratan enfermedades infecciosas y el origen del barrio pamplonés de la Magdalena.

En la Edad Media, ante el elevado riesgo de contagio, las leproserías siempre se ubicaban en un terreno apartado y al otro lado del río con el objetivo de marcar una frontera. "Era una forma de minimizar las posibilidades de infección", explica Pello.

Posteriormente, en el siglo XII y con la consolidación del Camino de Santiago como peregrinación mayor, la antigua leprosería pasó a ser hospital de peregrinos. Cuando la peste negra o bubónica afectó a Europa en el siglo XIV, que alcanzó su punto álgido entre 1347 y 1353, el edificio volvió a ser leprosería.

A principios del siglo XX, el hospital pasó a ser convento de las Josefinas y durante mucho tiempo las religiosas regieron un colegio de chicas. En la actualidad, es una residencia de mayores de todas las hermanas religiosas.

El historiador Pello Iraizoz afirma que este sistema hidraúlico "demuestra que este lugar fue durante siglos una zona situada fuera de las murallas que subsistía de forma autónoma".

Pello explica que hace siglos en el parque de Irubide "solo había campos, ninguna construcción", lo que facilitaba que el agua del Arga "se filtrara y se acumulase en el aljibe". Después, con "una bomba o noria accionada por mulas", el agua se trasladaba hasta las acequias y canales que iban hasta las huertas. "Las puertas del canal se abrían y de esta manera regaban las huertas de formal natural", señala Pello.

En la actualidad, el convento de las Josefinas posee unos terrenos cultivados que desde 1981 trabaja una familia que quiere mantenerse en el anonimato: "Llegamos a un acuerdo de alquiler con ellas y desde entonces trabajamos nosotros la tierra. Hasta hace 15 años era un negocio familiar, teníamos a trabajadores a nuestro cargo. Ahora la mantenemos para divertimento de mi padre", confiesa el hortelano. Con las obras del parque sur de la Txantrea, el terreno de huerta se ha reducido: "Todo estaba cultivado, desde la valla y hasta la tapia", explican, aunque reconocen que no les suponen ningún perjuicio porque "nos lo veíamos venir".

El concejal de EH Bildu, Joxe Abaurrea, avanzó a este periódico que a partir del 7 de octubre se cerrará el paso por el parque por obras. También añadió que propondrán que en la nueva plazoleta que se va a erigir en la zona se ponga en valor los elementos encontrados y se explique la historia y las distintas funciones que ha tenido el espacio ocupado por el actual convento de las religiosas Hijas de San José.