- Cuando el hombre y la naturaleza se acercan demasiado lo habitual es que los perjuicios caigan siempre del mismo lado. Ha ocurrido así desde el principio de la existencia humana, con distinta intensidad y alcance según las épocas, con generaciones y generaciones aferradas al instinto voraz y torpe que en la mayoría de las ocasiones han marcado la historia de la humanidad. Solo la fortaleza de la madre naturaleza y su capacidad de adaptación le han permitido mantenerse en pie pese a la labor destructiva de sus compañeros de viaje en este planeta.

Por fortuna, de vez en cuando ha tenido a su lado factores que le han permitido resistir y un poco de suerte si las acciones del ser humano resultaban ser beneficiosas. En Mendillorri -donde en 1991 se creó un lago artificial de 6.462 metros cuadrados y con capacidad de almacenar 13 millones de litros de agua- la naturaleza ha conseguido una victoria, pequeña en términos cuantitativos, pero no en los cualitativos, ya que también ha servido para demostrar que es posible mantener un ecosistema propio en medio de un barrio tan poblado como el de Mendillorri.

Resulta que después de las labores de limpieza del estanque y de la adecuación de varios espacios del lago que se realizaron durante la pasada legislatura, los técnicos de Medio Ambiente del Ayuntamiento detectaron la existencia de una colonia de topillos. Son roedores de tamaño reducido y tampoco tienen demasiado encanto. Para empeorarlo, son conocidos como las ratas de agua, lo que no ayuda precisamente en la labor divulgativa en favor de la especie, pero su aparición confirma que la zona ha comenzado a generar un hábitat propio donde hace unos pocos años resulta difícil de imaginar.

"El estanque se había convertido en un estercolero donde se tiraban objetos de toda clase y animales de compañía y especies invasivas que sobraban en las casas. Tras la limpieza del lago y las obras que se hicieron para suavizar la escollera que daba problemas de accesibilidad a los animales, la zona ha recuperado especies animales y vegetales que consideramos necesario cuidar y preservar", comentó esta semana Marta Torres, técnica municipal del servicio de Agenda 21.

Las obras que se llevaron a cabo con el anterior equipo municipal incluyeron, además de suavizar la escollera, estratificar la vegetación del entorno de forma más natural, crear islas artificiales flotantes para el descanso y protección de las aves y plantar especies autóctonas (biorrollos, arbustos y fresno).

A finales de septiembre, ella fue la encargada de dirigir una visita guiada con un grupo de vecinos para mostrarles los logros medioambientales conseguidos y los 3 nuevos paneles que se han colocado con información relativa al topillo y otras curiosidades del entorno, como que el punto de mayor profundidad del lago es de 3,1 metros. Además, se ofrece un juego para los viandante en el que se trata de localizar nueve especies de árboles o arbustos existentes en el lugar. "Los topillos viven ahí desde 2019. No sabemos cuántos hay porque viven en sus galerías y no es fácil determinar un número, pero que haya topillos significa que no hay ratas. También se han visto garzas en el lago, lo que da idea de la calidad ambiental del paraje, porque el lago es un ecosistema, no solo animal, sino también vegetal".

La nueva señalética es el siguiente paso del proceso de regeneración del lago tras el suavizado de la escollera y la organización de islas artificiales realizadas tras el vaciado y limpieza del vaso y la retirada de especies piscícolas invasoras mediante pesca eléctrica en 2016.

Marta Torres incidió en la importancia de la concienciación ciudadana para conservar este hábitat y previene de las amenazas a la biodiversidad que suponen las especies invasoras que se encuentran en ese espacio. "Los topillos son habituales en los ríos Arga, Elorz y Sadar. Hacen sus madrigueras cerca de las orillas y salen a comer, pero estamos observando en el lago que están familiarizándose a la presencia humana. Pero no pueden hacer frente a especies invasivas. Los siluros que había en el lago se comían hasta los patos".

Marta Torres sabe que la victoria en el lago de Mendillorri no está asegurada y que objetivo ahora es conservar lo obtenido. "No se podrá hacer sin la colaboración del barrio y son los vecinos los que más pueden hacer en su favor".

"Se han recuperado especies animales y vegetales en el entorno del lago de Mendillorri que hay que cuidar y preservar"

Técnica municipal de Agenda 21