- David Arzoz Labat, vecino de Oteiza de 43 años, falleció en la tarde de ayer al salirse de la vía con su motocicleta en el kilómetro 16,2 de la NA-132, carretera que une Larraga con la localidad en la que residía.

El accidente, que ocurrió en torno a las 16.50 horas, se produjo cuando el motorista perdió la dirección de la marcha de su vehículo e impactó contra el guardarraíl. A pesar de que hasta el lugar se trasladó un equipo médico y una ambulancia medicalizada, no pudieron reanimar al joven, que falleció en el acto a consecuencia del fuerte impacto. Las causas del siniestro estaban siendo investigadas por la Policía Foral a última hora de ayer.

Con este deceso ya son diecisiete las personas que han perdido este año la vida en un accidente de circulación en la Comunidad Foral, dos de ellos en moto. El último suceso mortal con este tipo de vehículo fue el pasado 8 de julio, cuando un hombre de nacionalidad francesa de 65 años falleció tras chocar con una furgoneta en la NA-1720, en Espinal/Aurizberri.

Desde 2016 han ocurrido en Navarra un total de 19 accidentes de tráfico mortales con implicación de motos en vías interurbanas y otros tres personas más en siniestros ocurridos en vías urbanas.

El fallecimiento de David Arzoz Labat fue “un palo” que creó una gran conmoción en el pueblo de Oteiza en la tarde de ayer.

David, o Vaca, como le llamaban en el municipio donde residía por su trabajo en una granja bovina, era “un buenazo” conocido por la mayor parte del pueblo, donde “lo quería mucha gente”, según cuentan quienes lo conocían.

Hermano menor de Álvaro y Estíbaliz, era soltero y no tenía hijos. Jugó a fútbol durante muchos años en el equipo local, el Idoya, e incluso escribió las crónicas de los partidos del conjunto ballenero, tal y como refleja el archivo de este periódico, donde su conocido apodo aparecía como segundo apellido. Muy querido por sus compañeros, incluso le dedicaron un vídeo homenaje cuando se despidió de este club en 2010 en un documento en el que mostraba su carácter dicharachero.

Tanto por su juventud como por el conocimiento de la vía donde falleció, desde Oteiza la trágica noticia cayó como una losa. “Habrá andado esa carretera miles de veces, apenas son 9 kilómetros...” se lamentaban.