- En circunstancias normales, las fiestas de San Esteban habrían comenzado ayer al mediodía. Por segundo año consecutivo no ha sido posible y a esa hora, ayer se realizó un sencillo y emotivo homenaje a las personas que sufrieron las represalias de la guerra y la posguerra de 1936. Tal y como señaló el alcalde Aitor Elexpuru en su intervención, tras escuchar el sonido de la txalaparta, con Oskar y Amaiur Goñi, padre e hijo, con las makilak, "aunque la situación actual es dura y difícil, la que se sufrió entre 1936 y 1939 fue mucho mas amarga en la historia de nuestra localidad".

El acto se realizó en la Plaza del Ayuntamiento, Herriko Etxeko Plaza, un punto de reunión durante las fiestas patronales, pero en la que también se han producido las imágenes mas oscuras de la historia local. Al igual que los fusilamientos que se multiplicaron en aquella época en las canteras de Argaitz (el lugar con mas asesinados de toda Navarra, como consecuencia de la represión desatada tras el golpe de 1936, recovertido en lural memorístico), esa plaza fue testigo de un acontecimiento de especial crudeza 85 años antes, el 2 de agosto de 1936. Y precisamente, ayer quisieron recordar en ese día tan señalado, sin ambiente festivo, a las personas que fueron fusiladas, represaliadas y víctimas en la Guerra Civil, "agradeciendo su lucha a favor de la libertad" y reivindicando "verdad, justicia y reparación, porque queremos vivir en una sociedad y en un pueblo libre y solidario".

Además de las palabras del alcalde se escucharon también las de Nahia Senper, nieta de Karmentxu Aldazabal, una niña cuando vivió los acontecimientos de 1936 y que ha fallecido este año. Senper recordó a su abuela y le agradeció haberle trasmitido la verdad sobre aquellos crudos sucesos. Anteriormente, Kattalin Berasain y Mikel Esnaola bailaron un emotivo aurresku, al son del txistulari Asier Oses, a las personas congregadas en la plaza, muchas de ellas familiares y allegados de aquellas víctimas. Después llegó la ofrenda floral, que se realizó en la escultura esculpida por Mikel Iriarte Antxorena, que representa a dos personas abrazadas, e inaugurada el 18 de noviembre de 2018 en homenaje a los "olvidados" de la guerra. Finalmente, fue el turno de la cantante y concejal Estitxu Pinatxo, que acompañada por la guitarra eléctrica interpretó la canción Non dira de Bide Ertzean, en recuerdo de aquellas personas "olvidadas".

Precisamente hace tres años, estas personas "que tuvieron que pagar un precio demasiado alto por luchar por la libertad" pudieron prender el chupinazo de las fiestas. Desde aquella fecha, tristemente han desaparecido personajes históricos como Paco Perez Lusarreta, el último gudari del Batallón Gernika o las hermanas Karmentxu y Genoveva Aldazabal, que siendo niñas tuvieron que huir a Francia son su familia, pero su recuerdo estuvo presente también en el acto de ayer.