nder Barrentxea es un joven hernaniarra, unido desde hace muchos años a Baztan, a donde viaja a menudo con su familia, con Erratzu como última estación. En Baztan, y en Euskal Herria, muchos lo conocerán por verlo con su atabal, amenizando las calles de los pueblos en diversos pasacalles. Otros muchos lo conocerán por la sidrería familiar que gestiona en Hernani, Oialume Zar.

La música y la sidra son dos de los pilares de la sidra, dos pilares arraigados en Hernani y Baztan, con mucha tradición. Lo que quizás mucha gente desconocerá, probablemente, es que Ander Barrenetxea ha creado una sidra con lúpulo, que hasta hace poco el propio Barrenetxea desconocía que había existido con anterioridad muy cerca de su casa, en Hernani.

Hace tres años, Ander leyó un reportaje en el que Iñaki Sanz-Azkue, hablaba de una bebida refrescante que producía Antonino Pagola en Hernani en los años 50. Antonino, del caserío Orkolaga de Hernani, elaboraba, la bebida valiéndose del lúpulo de las plantaciones situadas en la ribera del Urumea.

Desconocía la bebida y también el hecho de que existían plantaciones de lúpulo cerca de su casa. Le llamó mucho la atención y pensó que debía probar a mezclar la sidra con el lúpulo.

Poco después, mientras repartía sidra en Villabona, vio una planta de lúpulo, algo que lo sorprendió. Eso lo animó más, y siguió indagando. En esas estaba cuando en el Sagardo Forum, en el Kursaal, probó una sidra de Galicia que le causó una grata impresión. Era una sidra con lúpulo. Fue la guinda para convencerlo a hacer la prueba.

Ander comenzó a hacer la prueba en septiembre del año pasado con la nueva cosecha de manzanas. Antes, había conseguido el lúpulo en Bidarrai, Baja Navarra, porque conoció a Martín Lemaire, autor de la cerveza Arkatza, a través de un amigo. Él hace también el lúpulo y la cebada. Barrenetxea comenta que "se tomó mi idea con sorpresa porque nunca le ha tocado que alguien le pida el lúpulo para hacer sidra". Con las manzanas y el lúpulo se puso manos a la obra, calculando la forma y las cantidades, pues, Antonino Pagola no dejó receta, y sus familiares desconocían cómo la hacía.

A pesar de ello, Barrenetxea señala que "logramos crear una sidra con lúpulo refrescante bastante rápido".

El resultado es Iparla, un nombre que tiene su explicación. Se trata de un monte entre Erratzu y Bidarrai, y a su vez, es un juego de palabras, teniendo en cuenta que la cerveza con gran cantidad de lúpulo es del tipo IPA (India Pale Ale).

Se trata de una bebida "curiosa, especial. Es sidra, pero tiene un punto de cerveza. Es una bebida refrescante, diferente, con algo más de graduación que la sidra, de 7,5".

Ander subraya que "no ha inventado nada nuevo. Hace muchos años que se elabora sidra con lúpulo. Además, en la época en la que leí el reportaje de Iñaki, estaba de moda lo de hacer cervezas artesanas, lo de echar el lúpulo. Otros mezclaron sidra y cerveza. Y entonces pensé, ¿por qué mezclar las dos y no la sidra directamente con el lúpulo?".

En esta mezcla predomina la sidra, que no pierde su sabor, pero Iparla tiene ese toque del lúpulo. Tiene más carbónico que la sidra tradicional, porque hace una segunda fermentación, dentro de la botella. "En lo demás", concluye Barrenetxea, "no tiene mucha diferencia".

Antonino Pagola puso una plantación de lúpulo en 1945, promovido por la Dirección General de Agricultura del Gobierno español, porque las fábricas de cerveza del estado no podían abastecerse como hasta entonces del lúpulo proveniente, en su mayoría, de Alemania.

En 1949 comenzaron a proliferar más plantaciones de lúpulo, y para 1950 en Hego Euskal Herria había 20.000 plantas de lúpulo, a cargo de 225 agricultores. También se establecieron en Bizkaia, en el norte de Álava y en Goizueta, y también en los valles de Baztan, Arakil y Pamplona.

En comparación con las zonas de cultivo del estado español, sin embargo, las cifras de Hego Euskal Herria fueron bajas. Por ejemplo, en Gipuzkoa entre 1945 y 1958 las plantaciones se mantuvieron en 10 hectáreas, pero enseguida comenzaron a reducirse y desaparecieron para 1968. En Navarra, las plantaciones desaparecieron en 1966.