Dos años, once meses y veinticinco días sin Carnaval son dos años, once meses y veinticinco días sin Carnaval.Demasiado tiempo. Más aún en Lantz.

Por eso, ayer los nervios estaban a flor de piel: los txatxus, Ziripot, Zaldiko, Arotzak y Miel Otxin volvían a hacer de las suyas por las calles del pueblo.

“Mis hijos siempre están nerviosos, pero este año estaban como motos. Se han levantado a las siete de la mañana y ya se querían vestir de txatxus”, comentó Maite Oriz en el desván de la posada de Lantz. “En casa silbamos un zortziko sin querer. Mamamos el Carnaval todo el año”, incidió Óscar Ziganda. 

El desván de la posada se convirtió en un camerino y Oier Olague, vecino de Lantz de 16 años, comenzó su particular transformación en Ziripotz: sacos rellenos de helechos, un sombrero de paja, una tela blanca que cubre la cara y pieles de jabalí, con pezuñas incluidas, sobre la espalda.

Un txatxu, escoba en mano y con la cara totalmente tapada, mira al público congregado a las afueras de la posada de Lantz. Iñaki Porto

“El jabalí se alimenta de hayucos porque si no, cuando lo disecamos, se le cae la piel”, explicaba Luis Mariñelarena, que siempre viste a Ziripotz. 

Con los atuendos colocados, Juantxo Olague, padre de Oier, le aconsejó a su hijo cómo debía caer al suelo ante las embestidas de Zaldiko, el caballo de Miel Otxin.

“Te tienes que tirar de medio lado porque si no te vas a hacer daño en el cuello”, le recomendó Juantxo, que lleva 17 años representando a este personaje gordinflón.

También le recomendó que no se envalentonara: “No empieces corriendo porque los helechos dan mucho calor, no vas a parar de sudar y la vuelta se te puede hacer larga”. 

A las 13.00 horas, Ziripotz salió de la posada y los txatxus –txikis vestidos con pieles de animales, ropas viejas y coloridas y escobas de paja– se quedaron dentro gritando y golpeando la puerta con sus escobas.

Vuelve el Carnaval de Lantz

Vuelve el Carnaval de Lantz Mikel Sola

Después de varios amagos, los txatxus salieron escopeteados, como Jandillas en la Cuesta de Santo Domingo. Al galope, y escoba en mano, hostigaron y arremetieron contra los centenares y centenares de personas que abarrotaron Lantz.

Tras ellos, Miel Otxin. Ayer, el peor y más temido de los bandidos no consiguió el indulto, que el covid le proporcionó en 2021 y 2022, y a ritmo de trikitixas fue conducido a la plaza del pueblo para su ajusticiamiento.

Antes de ser quemado en la hoguera, los txatxus rodeador a Miel Otxin y bailaron el Zortziko de Lantz. Vuelta para un lado, vuelta para otro y chasquidos de dedos.

Este martes, Lantz protagonizará su último capítulo carnavalesco.