El joven Cristian Alonso Pajares, de 20 años, se enfundó ayer el traje de Judas para ser perseguido por la patrulla de los romanos en la Captura de Judas que cada año celebra Cabanillas. Alonso tomó el testigo de Pablo Alonso Paz, que desde 2018 (con el paréntesis de 2020 y 2021) había desempañado este papel.

Una vez más, Judas usó todas las artimañas posibles para tratar de evitar ser prendido. Saltaba de los balcones, secuestraba a un niño en un carrito de un barrendero, saltó por una cuerda desde el Ayuntamiento e incluso llegó a simular que arrojaba a aun niño desde un balcón tras tratar de secuestrárselo a su madre.

Judas, capturado. Fermín Pérez Nievas

Finalmente los romanos le prendieron y llevaron hasta el balcón del Ayuntamiento donde, como suele también ser habitual, les esperaban las jóvenes de Cabanillas ataviadas con capas romanas y juntos leen una serie de rimas en las que destacan las hazañas y meteduras de pata de los quintos de este año durante los últimos meses.

Antes de todo ello lanzan también balones y caramelos para el disfrute de los más pequeños.

Otra de las escenas de la tradición. Fermín Pérez Nievas

La historia

La persecución de Judas es un acto organizado por El Santo Sepulcro, uno de los tres pasos de Cabanillas. Su origen se remonta a 1891. Es el acto de mayor tradición del pueblo sin embargo, en 1963 dejó de organizarse durante 15 años por la oposición de algunos religiosos. En 1977 volvió a realizarse gracias a los jóvenes del pueblo. Desde su reanudación, la persecución se ha mantenido fiel a la tradición y sólo ha sufrido pequeños cambios. Por ejemplo, el acto se redujo a la plaza del pueblo y los romanos empezaron a ir a pie, antes lo hacían a caballo.