Versa el refrán que la primavera la sangre altera. Sin embargo, los veranos en Navarra también revolucionan, especialmente para los tres rebaños que formaron ayer parte de la 55ª edición del concurso de perros de Uharte Arakil. A pesar de un tiempo que no se decantaba por la lluvia o el sol —sí por una bajada clara de las temperaturas con respecto a los días previos—, la asistencia fue muy elevada; el público rodeaba todo el recinto para apreciar la victoria de Antonio Alustiza.

Aritz Ganboa y Txistu, Jorge Oteiza y Lagun, Jesux Razkin y Mendi, Javier Fernández y Txikito y Antonio Alustiza y sus dos perros, Ttiki y Bat, fueron las seis parejas que compitieron en la campa de Gainbera durante la primera prueba.

‘Ttiki’ logra introducir al rebaño de orejas en el redil. Espera la nueva orden de su dueño. Javier Bergasa

El recorrido de los perros dependía de la colocación de las ovejas: pasar por detrás de las banderas, hacer una parada en cuanto el jurado pitara y recoger al rebaño para hacerlo pasar por los entresetos de la parte central del recinto. El tiempo máximo, siete minutos.

El primero en estrenarse fue Jesux con Mendi, que completó un buen turno, aunque sin conseguir los objetivos del recorrido porque las ovejas estaban “bastante rebeldes”. Según los asistentes, “el frío afecta a que el rebaño haga más o menos caso; les cuesta un poco hacer caso”, comentaban. De hecho, esta fue la tónica general de la primera prueba. Tanto Javier Fernández como Aritz Ganboa no lograron que sus perros, Txikito y Txistu, completaran las pruebas. Aritz incluso prefirió retirarse. “No podía manejarlo bien; ha sido inteligente porque es mejor quitar a tiempo a los animales. Así solo aprenden mal y maltratan al rebaño”, aseguraban los vecinos después de que Txistu mordiera a una de las ovejas.

Antonio Alustiza dirige a uno de sus perros. Javier Bergasa

La cuarta y quinta pareja participante fue Antonio Alustiza con Ttiki y Bat, el primero ya campeón el año pasado. Ambos se defendieron bastante bien. En especial Ttiki, que completó la vuelta, la parada y logró hacer pasar al rebaño por un entreseto. La primera jornada se cerró con Jorge Oteiza y Lagun. Consiguió dar la vuelta y la parada. Sin embargo, se pudo ver un enfrentamiento digno de Don Quijote y su rebaño convertido en ejército. Una oveja brava creyó no ser un borrego, sino un toro y trató de envestir en más de una ocasión a Lagun. Ante esta situación, Jorge Oteiza tuvo muchas complicaciones para dirigir a su animal y finalizar el recorrido.

Para la segunda prueba los clasificados fueron Ttiki, Bat y Mendi. Debían pasar por un pasillo de banderas a la derecha de la campa, dirigirse al rebaño, introducirlo en el redil y sacar después a las ovejas.

Ttiki fue el primero en realizar y completar el recorrido a tiempo. Lo hizo con cierta agilidad hasta el momento de meterlas en el centro. Antonio quiso ser precavido y cuidar los movimientos de su perro para que ninguna oveja se alejara de la puerta del redil. Conseguido. Bat y Mendi no corrieron la misma suerte, aunque el perro de Jesux casi logra introducirlas en el último minuto.

Finalizadas las pruebas, el jurado se reunió y las ovejas se despidieron del concurso dirigiéndose hacia el arcoíris formado sobre los campos donde pastan. El público también desaparecía como consecuencia de una lluvia que pasó por agua el anuncio del ganador de la 55ª edición.

El ganador de la txapela, con 271 puntos fue, una vez más, Antonio Aluztiza con Ttiki. Le siguió Jesux Razkin con Mendi y en tercer lugar de nuevo Antonio con Bat. Jorge Oteiza y Lagun (4º), Aritz Ganboa y Txistu (5º) y cerró la clasificación Javier Fernández y Txikito.

35 años de trayectoria

Antonio Aluztiza estaba descontento porque “no hemos podido hacer ninguno de nosotros grandes cosas. Las ovejas no acompañaban en absoluto, aseguraba. Su trayectoria comenzó hace 35 años cuando “trabajaba en una papelera de Leitza me animaron a participar y a partir de ahí todo lo que se ha venido”. Confiesa haberse sentido “a gusto” al haber ganado, “pero estoy a disgusto con el trabajo que he realizado”. A pesar de una victoria agridulce, la sonrisa en la cara no se le quitó después de recoger la txapela.