Zirauki celebró su fiesta que le identifica como una de las grandes localidades del vino navarro en sus dos DO origen. Y lo hizo a través de la apertura al público de sus viejas y centenarias bodegas familiares. Todo un rico y escondido patrimonio que fue visitado por las centenares de personas que acudieron a esta cita de septiembre que, por cierto, ya tiene la vendimia a las puertas. 

El encargado este año de abrir la fiestas fue Josu Domínguez, el entrenador de Osasuna, el equipo femenino que afrontará este año su nuevo intento de ascender a primera división. “Estar hoy en Cirauqui me ha hecho una ilusión tremenda porque ya estuve de entrenador hace cinco años, el mundo del fútbol también sirve para hacer buenos amigos come es el caso de Cirauqui”. 

Entre los más ilusionados por la buena evolución de esta fiestas, estaba su alcalde Peio Apesteguía, que vuelve tras 8 años, como primer edil “me he jubilado y entramos con muchas ganas de hacer cosas”. Entre los problemas y proyectos en los que va a trabajar la nueva corporación, destaca la problemática de la vivienda “es de difícil solución porque los costes ahora son muy altos”. También tiene pendiente de abrir las instalaciones del antiguo Hospital de peregrinos que será el edificio polivalente de la localidad con seis salas. Pero entre los proyectos ya trabajan para que en el futuro Cirauqui cuente con un pequeño auditorio “que nos permita actos y conciertos” y otras ideas que hagan posible un futuro centro de día para Cirauqui “aunque somos conscientes de que necesitaría alrededor de 70 personas para su viabilidad”. 

Fiesta popular

La fiesta del vino la trasladó calle a calle, la charanga Galtzarra que fue guiando a los vecinos, vecinas y visitantes a conocer las propuestas de este año. Así, la de Idoia Gesta en casa Apellaniz, donde se pudo ver su pionera técnica de pinturas de vino “junto con mi madre, que es química, desarrollamos un pigmento del vino que adapto a mis obras”.

También se pudo ver el virtuosismo de Juan José Rosón y Maite Lete de diferentes recreaciones de embarcaciones de época en la casa de Remigio Caro. La casa Eguilaz acogió la obra del pintor Pedro Irulegui y del grupo Satala, además de una exposición audiovisual de en la bodega de casa Zerio, un paraíso que mantiene durante todo el año la temperatura de 18 grados y donde pudo salvar la vida el famoso militar liberal conocido como el Cojo de Cirauqui. Con todo, la visita obligada también estaba en la bodega Iturdaki que concentra su producción en el corazón del pueblo y donde Pedro Iturgaiz y su gente, trabaja con mimo en su pequeña y encantadora bodega familiar las uvas de tempranillo, syrah y cabernet "y unas garnachas que el año que viene cumplirán 100 años", aseguraba Iturgaiz. 

"Somos un pueblo pequeño con apenas 470 habitantes pero la vida social y el entusiasmo participativo es muy alto”, resaltó su alcalde Peio Apesteguía, y para eso no había más que ver las calles y la plaza de Cirauqui que festejaban el día del vino y se palpaba el orgullo de por poseer muchos viñedos "de los más antiguos".