El Ayuntamiento de Corella quiere acometer, antes de que termine el año, la reforma y acondicionamiento del paseo de las Ramblas, eliminando la zona de la Cruz (donde hace unos años estaba el monumento a Los Caídos) y colocando en su lugar un mirador con forma de ventana o cubo que permita observar la paisaje sobre el valle del Alhama y el Moncayo.

El Consistorio ha tomado la decisión de acometer ya el proyecto que encargaron en 2017 después de que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra desestimara el pasado mes de octubre la apelación de la asociación Abogados Cristianos que pretendía impedir la reurbanización del Paseo de Las Ramblas porque, a su juicio, en el estudio que se había presentado se apostaba por eliminar una cruz levantada tras la Guerra Civil para que fuera un Monumento a los Caídos hasta que en 2018, por la Ley de Memoria Histórica, se retiraron las placas con los nombres en así como las referencias a José Antonio Primo de Rivera.

Con esta actuación, que se estima pueda costar 1,8 millones de euros, se pretende dar una solución definitiva y actual a la situación de deterioro en la que se encuentra toda la zona de muros y talud ajardinado que hay entre el recorrido alto del Paseo Ramblas y la carretera que accede a la ciudad desde su lado sur.

Para poder acometerlas se va a solicitar ayudas al Gobierno de Navarra, dado su elevado coste. La intención es no solo actualizar esa entrada que urbanizó Arrese en los años 50, sino también arreglar y modernizar todo el sistema de pluviales y pavimentación de la zona y del paseo del Bordón.

Vista actual desde donde se encuentra la actual cruz y donde irá el mirador Redaccion Tudela

El proyecto

Arrese (ministro franquista de la Vivienda y secretario de Falange y las JONS) diseñó y urbanizó todo este espacio que quedaba en su día entre el lado sur de la huerta de los Padres Carmelitas y el acceso inferior de la carretera. Ambos niveles están conectados con unas amplias escaleras que quedan rematadas por el actual monumento y un potente muro de contención con motivos decorativos de arquitectura clásica.

La escalinata, según el proyecto, “resulta especialmente incómoda en su tránsito, por lo que, al no resultar un paso de especial necesidad, su uso resulta en la actualidad poco frecuentado” además de que presenta “toda una serie de problemas vinculados a las aguas pluviales, que genera una cascada en los escalones en las ocasiones en que se produce una lluvia considerable”.

La propuesta trabaja esencialmente la zona comprendida entre el Paseo Ramblas y el límite definido por el vial de acceso a Corella y el camino de Bardón, prolongándose la actuación junto el vial de acceso hasta el inicio de la Avenida Miguel Escudero Arévalo, concretamente hasta el punto en que la Calle del Carmen corta con esta avenida. La superficie de intervención es aproximadamente de 2.170 m2, siendo gran parte de dicha superficie correspondiente al talud verde.

La propuesta significará una nueva imagen referencial de Corella, al mismo que una zona de uso cotidiano para los habitantes, tanto como lugar de estancia como de tránsito. Las actuaciones se van a centrar en siete objetivos: Puerta de la ciudad , Mirador , Rampa-escalera entre el Paseo Ramblas y el acceso a Corella, Talud verde , Muro bajo de contención del talud verde , Muros altos de contención del paseo y Renovación de las redes de instalaciones.

Parte alta del paseo de las Ramblas donde se emplazará el mirador. Redaccion Tudela

El mirador

La parte más simbólica y destacada es el mirador. Se ubica en el punto que ocupa en la actualidad el monumento que construyó José Luis Arrese. La vocación del mirador, según el proyecto, “es generar una ventana al hermoso paisaje ubicado ante el paseo y caracterizado por las vistas al Moncayo y el terreno que lo rodea”.

Se sitúa en el borde del paseo y su geometría responde a dicho límite, a la forma de la rampa, y a la desembocadura de la calle Ramblas, respecto a la cual se sitúa perpendicularmente. “Como un objeto, la caja del mirador se apoya en el paseo, generando hacia este una bancada que permite el reposo, los juegos infantiles, o la creación de un espacio más íntimo en el que charlar, actividades que en la actualidad se dan el monumento y que se busca conservar como seña de identidad y como vivencia compartida de muchas generaciones en este espacio”.