Aunque cuando empezaron a bailar no se imaginaban llegar hasta aquí, tal y como explican, lo cierto es que el grupo de danzas de Andosilla cumple 10 años y lo hace con más peso y entidad, y con más integrantes que nunca. 

Elena Labairu, “el alma del grupo”, tal y como la consideran las propias dantzaris, cuenta que fue en septiembre de 2013 cuando se empezó a gestar este proyecto. “Vinieron de Estella a bailar la Era y yo, que había bailado en Oberena (Pamplona) y en Larratz Dantzari Taldea (Burlada), me animé. Allí estaban mis amigas Inés Oteiza y Nelly Sádaba, que no se la sabían y les apetecía aprender. Estuvieron días y días pidiéndome que les enseñara”. Finalmente, y de la mano de la concejala Charo Marín, sacaron un curso “al que yo, pesimista total, estaba segura de que no iba a venir nadie”.

12 personas (8 mujeres y 4 hombres) fueron las que dieron un paso al frente y comenzaron a ensayar en el entonces gimnasio viejo de las escuelas, el actual espacio escénico en el que siguen a día de hoy durante el curso con la diferencia, apunta Labairu, de que ahora están 23, la amplia mayoría mujeres.

“La gente vino con más ilusión que conocimiento”, ríe Elena, que desvela que “se empieza contando pasos: 1, 2… 1, 2, 3, y a repetir, repetir y repetir. Al principio nos costaba sacar un baile meses, pero no nos desesperábamos porque, al final, salía”.

Primeros pasos

El debut fue en febrero de 2014; salieron con trajes del carnaval de Lantz y bailaron el zortziko al son de los txistus. Ese año, además, empezaron a preparar la Era, “nuestro caballo de batalla, y el baile que más esfuerzo nos ha costado montar”.

Las dantzaris de Andosilla el primer día que salieron a bailar en el año 2014

Desde entonces han ampliado enormemente el repertorio y, además, incluso se animan con coreografías propias. “Nuestra puesta de largo es el Día de la Juventud, que es cuando bailamos en la plaza con los gigantes, la banda y los gaiteros”. Además, y gracias a un convenio que tienen con el Ayuntamiento, también salen en fiestas de enero junto a los txistularis, el Día de la Virgen, el 8 de septiembre, que es “la jornada” más emocionante, y en noviembre o diciembre bajo techo con motivo de unas jornadas culturales que organizan en el municipio.

“Nosotras preferimos bailar en la calle y, si nos tenemos que quedar con un acto, ese es el del día de la patrona”. Y es que, en el Corro, y rodeadas por decenas de personas, bailan al son de la banda y las gaitas la Jota de Santa Cruz, “que es la joya de la corona, una pieza que compuso y nos regaló Iker Baztán. Nos gustaría que la gente se la aprendiera y así poder bailarla juntos en la plaza o allá donde suene”. 

Además, también han bailado con motivo del Día del Euskera (este año harán algo diferente), en la cita Mujeres en Escena o en Carnaval, y han estado en Lerín, San Adrián y Lodosa.

El aniversario

Aunque tras la pandemia hubo momentos de incertidumbre, llegan al 10º aniversario con ganas “de permanecer y, por eso, animamos a la gente a que venga. Esto es un grupo abierto, nos lo pasamos muy bien y nos ayudamos mucho las unas a las otras. Solo hace falta tener ganas de bailar, y algo de paciencia, porque no todo sale a la primera. Además, también es una forma de conocimiento de la cultura porque, de cada baile, contamos su historia, de dónde viene, cómo se visten, etc”.

Para conmemorar esta efeméride ya han comenzado con la grabación de un baile en las Bodegas Bagordi que está en las redes de la agrupación (Facebook e Instagram) y, además, van a colaborar con otras entidades culturales; con la coral, los auroros y la banda. “También queremos hacer algo más especial con los gaiteros, a quienes queremos nombrar especialmente: Alfonso Baigorri, Roberto Baztán e Iker Baztán”. Tampoco faltará una comida de hermandad y ya han inaugurado un mural a la entrada del municipio, “un regalazo”, de acuerdo con Labairu, que ha financiado el Consistorio y que sale del concurso de Herriko Gazteak. Ibai Uribe y Mª José Moreno se han encargado de plasmar una fotografía de Javier Leunda, y ahí salen algunas de las dantzaris luciendo sus trajes de gala, los de ‘Mujer de la Ribera’, con la falda roja y sobrefalda verde que después, y aunque en la pared no se ve, complementan con un chaleco.

El grupo de dantzaris de Andosilla con sus trajes de gala

Agradecimientos

La evolución, reitera Elena, “ha sido increíble, pero no es casualidad; requiere de ensayos y constancia”. Además, y en la lista de tareas pendientes, “nos falta un paloteado, que lo sacaremos antes o después, y que lo sumaremos a los arcos, cestas y trenzado”.

Para terminar, agradece la implicación “de quienes han pasado por el grupo y de quienes siguen, porque si yo tengo una locura, pero nadie me sigue, no sale nada. También hay que nombrar al Ayuntamiento, a los gaiteros, de nuevo, a la banda, a Juan Carlos Alcalde, que es el que nos hace todos los vídeos y fotografías y, en general, a todo el pueblo de Andosilla, que nos ha acogido con los brazos abiertos y viene a vernos y a apoyarnos en cada actuación".