Festividad de San Adrián, este domingo era día grande en Etxarri Aranatz, la fiesta entre las fiestas en esta localidad de Sakana. Además, era domingo y la meteorología se unió a las celebraciones. Lo cierto es que pocos etxarriarras se quedaron en casa y las inmediaciones de la ermita se llenaron de vida, con cientos de personas que se volvieron a encontrar bajo las sombras de los robles y hayas de este bello paraje situado a menos de 5 kilómetros del núcleo urbano. El jueves, San Kiriko, hubo un anticipo. Y es que el 13 de junio, día del patrón, los y las etxarriarras acudieron de merienda-cena a la ermita de Andra Mari.

Fiesta señalada, la corporación acudió en kalejira acompañada de los txistularis con la alcaldesa, María Saez de Albeniz al frente, portando la makila de mando en su primer San Adrián. De hecho, el Ayuntamiento actual se constituyó el año pasado al día siguiente de esta fiesta. A su llegada pudieron recuperar fuerzas con la fritada, guiso de ternera con sopas de pan que ofrece el Ayuntamiento. Y es que en Etxarri los almuerzos son palabras mayores.

La zona cero, sobre todo al mediodía, fue en torno al camión del Ayuntamiento, donde se repartió vino en las barkilak, las tradicionales tazas de plata que ayer corrieron de mano en mano. Eran unos 1.000 litros de vino tinto ecológico de Aibar.

Otro de los pilares de esta fiesta son las comidas, sobre todo en familia, con largas mesas en las que se reunieron diferentes generaciones de etxarriarras de toda la vida, algunos que viven fuera, así como nuevos vecinos e invitados que se unen a esta fiesta. El plato fuerte en la mayoría de los casos era carne, asado a la manera de zikiro o directamente sobre la parrilla.

No hay fiesta sin bailes. Por la mañana fueron los dantzaris de Etxarri, que ofrecieron un pequeño festival con diferentes danzas que finalizó con Dantzaki, una dantza propia que por la tarde bailaron los quintos y quintas. Fue el primer aviso de que había que ir pensando en la vuelta. Arrancó una vez cantado Gernikako arbola junto a un viejo roble con una animada kalejira que acompañaba al camión del vino del Ayuntamiento. La primera parada fue en Urbijotzendenzubia y la segunda en Leinube. La siguiente fue en Danbolintxulo, cerca del camping y la cuarta y última en Arangorrieta. La fiesta continuó con música en la plaza.