El muralismo se cuela en la Ribera Alta
El pamplonés Ibai Uribe está dejando su impronta en localidades como Andosilla o Azagra y, aunque afirma que tardó en hacer de su afición su forma de vida, asegura que “ha sido un proceso natural
Aunque desde pequeño pintaba y se expresaba mediante el dibujo, ha sido en los últimos 15 años cuando Ibai Uribe, pamplonés de 35 años, se ha hecho un hueco en el mundo del muralismo. Su impronta se puede ver, entre otros lugares, en Andosilla, localidad que ha apostado de manera firme por el embellecimiento del casco urbano.
“Siempre me ha gustado crear personajes, escenas u objetos. Recuerdo intentar dibujar a El vengador tóxico o a Terminator”, cuenta Ibai. “Nunca copiaba, no se me daba bien replicar una imagen fielmente, siempre se me ha dado mejor dibujar lo que me iba saliendo; la línea y no la mezcla de pintura; inventar y estilizar las proporciones”.
Con 12 años hizo su primer grafiti: “Conocí a gente que pintaba con espray y empecé a ir con ellos y a practicar casi todos los fines de semana. Generalmente eran traseras de tiendas y bajeras, y a veces íbamos a buscar edificios abandonados para añadirle un poco de aventura y pintar dentro”, ríe. De ahí dio el salto a varios festivales de arte urbano, galerías y museos, “algo que me dio la oportunidad de moverme por el mundo y conocer otras realidades y otras miradas”.
Aunque por aquel entonces no se planteaba este oficio como forma de vida, finalmente decidió apostar por ello. “Empecé a formarme de modo autodidacta; primero con un retrato a espray que nunca había probado, y después hice mi primer gran mural en Azagra, que es donde me lancé y representé una foto antigua en una fachada con pintura plástica. Desde entonces empezaron a pedirme más trabajos; ha sido un proceso natural, tardío, pero natural”.
Polivalente y con una mirada social, explica Ibai que “las cualidades para el muralismo parten de las de cualquier artista plástico y, además, hay que saber cómo trabajar técnicamente las superficies, los formatos, y tener en cuenta los plazos temporales. Además, hoy en día veo casi imprescindible tener conocimientos de dibujo digital, redes sociales, marketing, fotografía y edición de vídeo, entre otros”.
Andosilla muralista
Pasear por Andosilla supone, casi con total seguridad, toparte con alguna de sus obras, y es que allí cuenta con cinco murales; algunos que ha rediseñado y mejorado, y otros que ha creado de cero. Ahí están la recreación en fachada de un cuadro de grandes dimensiones pintado por el vecino Francisco Tres Muro donde aparece la ermita de Santa Cruz, un antiguo mural en El casino, una pieza de una fotografía antigua en la que aparece una riada que llegó a la carretera y en la que, curiosamente, sale el edificio en el que lo ha pintado, una fotografía de las dantzaris de la localidad que inauguraron recientemente y una obra dentro de la ermita de Santa Cruz. “Lo que destacaría de estas obras es la manera de traer la memoria histórica en forma de mural, algo que generalmente gusta más al público adulto, pero que también conecta con la juventud y nuevas generaciones”. En este municipio, y de acuerdo con el alcalde, José Manuel Terés, la cosa no va a quedar ahí y ya tienen en mente decorar más inmuebles o paredes para “que se pueda plasmar y quede constancia cómo era nuestro pueblo antes”.
Para guiarse en las obras de gran tamaño como las de Andosilla, “uso un sistema parecido al de la cuadrícula; hago garabatos por todo el mural, saco una foto y luego monto de forma digital lo que quiero pintar sobre la foto de la pared con los garabatos pintados; uso estos últimos como guía para encajar la obra final”.
Además tiene murales en Azagra, San Adrián, Milagro, Caparroso, Pamplona, Etxarri Aranatz, Lakuntza, Artieda, Zuhatzu, Altsasu, Biarritz o Bristol (Inglaterra).
Un futuro ilusionante
“Soy un artista callejero, sí, pero la parte de diseño lleva un trabajo previo en estudio”. De hecho, “lo más satisfactorio para mí es poder vivir de lo que me gusta hacer, la gente, los sitios que conoces y el enriquecimiento personal de afrontar nuevos retos, pero lo malo, a veces, es el tiempo pasas solo, tanto diseñando en la oficina como pintando”.
Trabajando de lo que siempre soñó, aunque nunca imaginó, cree que “el muralismo cada vez se ve como algo atractivo para decorar y resaltar espacios. Mi único reto es seguir en lo que estoy desarrollándome, disfrutar de los nuevos proyectos y hacer que esto llegue a todo el mundo que lo quiera disfrutar. Agradezco el apoyo de mi pareja, familia y amigos, así como el del muralista Jabi Landa por darme impulso en mis inicios, el de Pablo Astrain por su ayuda, y el del Ayuntamiento de Andosilla por el gran trabajo de decorar el pueblo y contar conmigo”.
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