El valle de Lizoáin-Arriasgoti, en la comarca del Prepirineo de la Merindad de Sangüesa, dista 20 escasos kilómetros de Pamplona. Tiene una superficie de 65,53 km cuadrados y su población es de 303 habitantes (INE 2023). Lizoaín es la localidad más grande donde viven medio centenar de personas fijas. Sus doce pueblos: Mendióroz, Yelz, Lerruz, Uroz, Lizoáin, Redín, Beortegi, Oscáriz, Zalba, Leyún, Zunzarren, y Urricelqui tienen fuente y diez de ellas llevan la firma de los Hermanos Lizarraga Araiz, Félix y Julián. A ellas se suman; dos que ya existían (Mendióroz y Urricelqui). La número trece, la fuente de Elizar, es obra de Pello Iraizoz.
Por todas corre el agua. Es lo primero que comprueba Félix Lizarraga en un recorrido por el valle. Las presenta, repasa y acaricia con sus manos de artesano , al tiempo que cuenta. “Hace cuatro años, en la anterior legislatura, un grupo de vecinas y vecinos nos marcamos el objetivo de que hubiese una fuente en cada pueblo. En dos ya había y pensamos que podrían tenerla todos”, dice.

El proyecto aún fue más lejos cuando decidieron dedicar un poema a cada una de elllas. La intención era unir su obra a la de personas que escriben, conocidas del valle o próximas: de Aoiz, Uroz, Arce, hasta Villava. Imágenes de las fuentes y poemas han dado forma a una publicación dinamizada y coordinada por la escritora de Lizoáin, Txaro Begué, compañera de Félix, e implicada como él en la vida cultural del valle. Es su proyecto más reciente: el libro Fuentes-Iturriak Lizoain-Arriasgoiti, en euskera y castellano financiado por el Ayuntamiento del que se han editado 200 ejemplares.

“Las comisiones de cultura son abiertas, formadas por el alcalde Koldo Albira, concejales y vecinos. Y dan fruto. Además, siempre contamos con la participación del Ayuntamiento”, explica Félix. De este modo, se comprende cómo sobreviven culturalmente los pequeños pueblos y valles rurales, gracias a la inquietud de sus habitantes por la defensa y conservación de su patrimonio. Artesanos que trabajan desinteresadamente, auzolanes intergeneracionales que funcionan: han reformado el deteriorado lavadero de Beortegi, cubierta y tejado, los de Lerruz y Yelz; la ermita de Oscáriz o la pequeña iglesia de Leyún.

“El auzolan funciona en este valle. Es la manera de sacar adelante las cosas con la escasa capacidad económica que tenemos 66 kilómetros cuadrados 300 habitantes y un compromiso de sus responsables políticos municipales".
“La participación popular es fundamental. Buscábamos que las fuentes fueran de los pueblos, que cada uno tuviera su fuente y que las hiciera suyas, con su implicación”, comenta el artesano de Lizoáin. Colocadas las fuentes, se completarán próximamente con los poemas sobre madera, escritos también en las dos lenguas.
“La participación poética fue estupenda, intergenaracional, fusión de autores que ya han publicado con nuevas firmas recién estrenadas. Nuestro deseo es juntar varias artes, en este caso escultura y poesía, y activar la cultura en el medio rural desde el mismo entorno. Y acercar el arte Las fuentes de Lizoáin-Arriasgoiti podrían estar en cualquier ciudad".
Itinerario
Las localidades y sus lugares habitados están unidos ahora por ellas. Con pocos medios, han hecho también un itinerario por los caminos del valle que llevan de una fuente a otra. En auzolan igualmente “Queremos que la gente cuando venga aquí siga los caminos marcados en Oscáriz. Se han recuperado los caminos anteriores a la carretera, siguiendo la orilla del río, una superficie de algo más de 20 kilómetros de un pueblo a otro.
“Hacemos también excursiones organizadas para visitarlas y mostrar términos desconocidos, sobre todo a la gente joven. La dividimos en tres rutas: Lizoáin valle de, Leyún y hasta Urricelqui para hacerla más llevadera”, apunta.
Félix hizo la primera fuente hace quince años, la de Lizoáin. Participó también Julián con las esculturas y hasta hace cuatro años, no retomaron el proyecto. Félix construyó ocho y Julián dos. Son de acero corten, hierro, y piedra. La obra de ambos hermanos hunde sus raíces en la herrería
“Acero y piedra envejecen y duran bien. En algunas, el asca recoge el agua” detalla. El diseño se basa sobre todo en temas rurales: labrador (Uroz) pastor (Yelz) lavandera (Lerruz).... .
Unir arte y naturaleza, acercar expresiones artísticas al medio rural y que perduren en el tiempo es su objetivo.
“ La fuente es un elemento que está para siempre, para varias generaciones. El Ayuntamiento ha financiado los materiales y los vecinos se han vinculado en el montaje y por eso las hacen suyas. Los costes son mínimos. Una fuente que valdría 20.000 euros, cuesta 300. Si no, sería imposible”.
Félix está convencido de que para un pueblo de seis habitantes tener una fuente es un orgullo. “A mí me da vida”, confiesa el artesano que ha dejado su huella junto a la de su hermano. Y en solitario en otros espacios como el memorialista de Uroz, por citar uno.