Salvar el boj, la raíz del Pirineo
La Asociación EzpelZaintza 2050, nacida en Abaurrea Alta, presenta el balance de 5 años de lucha contra la polilla del boj
En 2020, cuando los bojes aún se mantenían sanos en buena parte del Pirineo, un grupo de personas decidió intervenir antes de que fuera demasiado tarde. Hoy, 5 años después, la asociación EzpelZaintza 2050 impulsada desde la localidad de Abaurregaina/Abaurrea Alta y encabezada por Nayara Tanit, ha presentado públicamente los resultados de su lucha contra la polilla del boj, una especie invasora que amenaza con borrar del mapa un arbusto tan esencial para los ecosistemas pirenaicos.
El germen de esta iniciativa surgió antes, incluso, de que la oruga hiciera acto de presencia en la zona. “En 2019 supimos que una especie de oruga y polilla asiática estaba afectando gravemente a los bojes enNavarra. Aunque entonces en el Pirineo aún se veían verdes, decidimos actuar y en 2020 creamos un banco de semillas de boj”, “, recuerda la responsable del colectivo.
No pasó mucho tiempo hasta que las sospechas se revalidaron. Ese mismo verano avistaron por primera vez la polilla en Abaurrea Alta y, poco después, en septiembre, la oruga. La amenaza era real y no se detendría ni por el clima ni por la altitud. Por eso, en 2021, ya con un diagnóstico claro, el grupo se constituyó formalmente como asociación sin ánimo de lucro, con la colaboración de entidades, colectivos y particulares, con una pregunta como base: “Si en 2025 el boj estuviera extinto, ¿qué desearíamos haber hecho hoy para evitarlo o facilitar su recuperación en el futuro?”
Ayudar con 2,50 euros por año
Durante la presentación hace unos días en la sociedad Goiherri, Nayara Tanit repasó las acciones desarrolladas por EzpelZaintza 2050 desde su inicio. La entidad trabaja en 8 grandes ejes que suman 90 iniciativas, combinando herramientas digitales con tareas más físicas, sobre el terreno. “Tenemos 2 proyectos clave: Buscaboj, que permite a cualquier persona enviarnos la localización de bojes en el mundo, y ¿Y tú qué ves?, donde compartimos nuestras exploraciones en YouTube para que expertos puedan aportar su conocimiento”, expuso.
Pero su labor no se queda en las pantallas. La acción directa ha sido parte fundamental de su estrategia: la recolección de semillas, la instalación de trampas, batidas de caza para capturar larvas de la polilla del boj y turnés rurales para concienciar a las comunidades locales. “Aunque son acciones pequeñas y lentas, nos han permitido conservar 1 millón de semillas y evitar así que cientos de miles de orugas del boj estén ahora mismo devorando los bosques”, explica la responsable, destacando también el valor cultural y simbólico del arbusto en la vida pirenaica.
Por eso, la Asociación busca seguir creciendo y hace un llamamiento a la colaboración ciudadana. Desde la página web www.ezpelzaintza.org, se ofrecen distintas vías para participar, con cuotas simbólicas anuales desde 2,50 € hasta 15 €. También es posible hacer pequeñas donaciones mensuales para ayudar a adquirir una germinadora, una herramienta clave para multiplicar el boj en viveros. “Quien quiera ayudar a conseguir una germinadora y sin necesidad de asociarse, se puede donar un euro al mes y obtener beneficios fiscales a través de www.teaming.net/buxus”, concluye.
Pirineo, la esperanza
El boj no es un arbusto cualquiera. Es una especie que puede vivir hasta 600 años, resistente al frío y esencial para la biodiversidad local. “El boj era un arbusto frecuente en el Pirineo en la época glaciar y sigue formando parte de sus bosques”, señala. “Es un arbusto poco exigente, muy longevo, resistentes a heladas y capaz de crecer en suelos pobres que enriquece, favoreciendo el desarrollo de otras especies”, añade.
Frente al avance de la polilla, el Pirineo, donde están concentrados los mayores bosques de boj del planeta, se perfila como el último bastión. “El daño que está sufriendo el boj es aún más grave que la grafiosis del olmo”, señala Tanit. Y es que, según denuncia la entidad, la expansión de la plaga se debe en buena parte a la falta de regulación y de medidas de control en el comercio de plantas ornamentales y a la inacción institucional: “Estas agresiones no han llegado de manera natural, han llegado a través de las acciones del ser humano que tiene mayor movilidad y una menor consciencia para sobrevivir en comunidad”, advierten desde la Asociación.
5 años después de aquella primera alerta, EzpelZaintza 2050 sigue plantando esperanza. En cada semilla recolectada, en cada trampa instalada y en cada gesto de apoyo, el boj está más cerca de seguir formando parte de los paisajes pirenaicos.