La vicepresidenta segunda y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera, Ana Ollo, ha mantenido un encuentro en el Fuerte de San Cristóbal con un grupo de 40 jóvenes de 16 y 17 años que están recorriendo distintos puntos de Navarra vinculados con la Memoria Histórica, dentro de la actividad Ruta al Exilio.
Bajo el lema Una tierra por cantar, la quinta edición de este proyecto educativo ha sido impulsada y financiada por el Instituto de la Juventud (INJUVE) y el comisionado de España en Libertad. 50 años, y cofinanciada por el Instituto Navarro de la Memoria, en el marco del programa Escuelas con Memoria, y el Observatorio Europeo de Memoria de la Universidad de Barcelona. Cuenta también con el apoyo del Instituto Navarro de la Juventud.
El proyecto está organizado por las asociaciones Ruta al Exilio y Be Wild Be Proud. Se trata de un viaje formativo que, por tercer año consecutivo, comienza en la Comunidad Foral y cuyo objetivo es acercar a los y las jóvenes participantes la historia reciente a través de recorridos por lugares de especial significación, combinados con actividades formativas y socioculturales.
La vicepresidenta Ollo ha recordado al grupo de jóvenes participantes que “el 18 de julio de 1936, se produjo el golpe militar franquista” y que “en Navarra triunfaron los golpistas, de forma que multitud de personas tuvieron que huir para evitar ser apresadas y asesinadas, como sucedió con las más de 7.000 personas que pasaron por este penal, muchas de las cuales terminaron asesinadas”. Por eso, ha añadido, “necesitamos jóvenes con memoria, con una memoria crítica con todos los procesos de vulneración de los derechos humanos. Y más en unos tiempos como los actuales, en los que vemos cómo se extiende la sombra de las guerras, el odio o el fascismo”.
Ollo les ha agradecido su interés “por saber y por no permitir que caigan en el olvido sucesos tan injustos” y les ha animado a contar a sus familias y amigos lo que están conociendo. “A ser partícipes –ha concluido– del empeño por construir una sociedad mejor, más democrática, justa, libre y solidaria”.
Siete días en Navarra
Las personas participantes, procedentes de distintos lugares del Estado, iniciaron el pasado martes la quinta edición de la Ruta al Exilio en Madrid en la sede del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. Desde allí, se trasladaron a Navarra donde permanecerán siete días. La primera visita ha sido Sartaguda, donde pasaron la primera noche y, de la mano de la Asociación Pueblo de las Viudas, conocieron el Parque de la Memoria, emblemático Lugar de la Memoria Histórica de Navarra. Tras esta vista, se trasladaron a la capital navarra para recorrer los diferentes centros de detención que hubo en la ciudad en el periodo 1936-1945.
En los días siguientes, visitarán la sima de Legarrea en Gaztelu para recordar el brutal asesinato de Juana Josefa y de su familia. De ahí se trasladarán a Lizuniaga donde está previsto que los participantes realicen una ruta nocturna: las rutas del contrabando, que también se convirtieron en las sendas del exilio a Francia, buscando la libertad. En Bera conocerán también otro lugar emblemático, la cantera de Argaitz, y recorrerán algunos de los búnkeres del franquismo. Su periplo en Navarra incluirá también el traslado a Sorogain-Lastur, donde comenzarán la cuarta etapa del sendero GR-225 que les llevará hasta Urepel, siguiendo la estela de la ruta de Las Botellas de la Libertad.
El día 21 dejarán Navarra para dirigirse a Gurs, en la vertiente norte y francesa de los Pirineos. Allí, acompañados por la Asociación Terres de Mémoire(s) et de Luttes conocerán el campo en el que estuvieron recluidos casi medio millar de navarros y navarras que tuvieron que exiliarse tras el golpe de estado de 1936 y la posterior guerra civil, junto con varios miles de personas más. De aquí viajarán a Cataluña, donde continuarán su periplo.
La edición de este año centra su mirada en la oralidad de la memoria: en cómo la música, la poesía y los testimonios orales sobreviven al olvido e imprimen sentido al presente. La ruta propone así una escucha activa del pasado, acercándose a la tierra y reconociendo el sonido de la memoria. Durante la ruta, se imparten talleres formativos facilitados por docentes, artistas y personal investigador especializado en la materia, así como por diversos agentes locales. Estas actividades sirven para desarrollar proyectos creativos en torno a tres ejes: el exilio, la memoria y la identidad nacional / migrante.