El antropólogo económico Jason Hickel criticó el pasado sábado en Elizondo que la emergencia climática y la crisis ecosocial actual “no pueden entenderse sin analizar la necesidad de crecimiento constante del capitalismo”. La charla, organizada por la librería Akelarre y Baztango Talde Ekosoziala, reunió a decenas de personas en la Casa de Cultura Arizkunenea.

Hickel explicó que los grandes propietarios deciden qué bienes y servicios se producen “buscando el máximo beneficio, no las necesidades reales de la población”. Esta lógica, señaló, provoca situaciones contradictorias “fabricamos enormes cantidades de cosas que no necesitamos mientras mucha gente carece de vivienda o vive en la precariedad”.

Según expuso, el sistema es “profundamente ineficiente”, ya que “con el 30% de los recursos que consumimos hoy se podrían cubrir las necesidades básicas de toda la población mundial”. Diferenció así la obligación del capital de crecer sin límites y el deseo social de mejorar en términos ambientales y de bienestar, “no son sinónimos”, insistió.

El antropólogo defendió que, para afrontar la crisis ecosocial, “los trabajadores deben decidir qué producir”, lo que requiere “democratizar la economía y otros ámbitos de la vida”. A su juicio, no es posible frenar el calentamiento global dentro del capitalismo actual. “La descarbonización exige inversiones continuadas en energías renovables, transporte público o agricultura ecológica, sectores que no resultan suficientemente rentables”, afirmó.

En este sentido, vinculó la oposición a la transición energética con lo que definió como “la reacción fósil encabezada por Trump”, basada en un modelo dependiente del petróleo, el gas y el carbón. “Los combustibles fósiles están en pocas manos, permiten monopolios y enormes beneficios”, sostuvo. Por el contrario, las energías renovables “son descentralizadas, menos lucrativas y debilitan la concentración del poder político y económico”.

Hickel comparó este escenario con el caso de China, donde “la política industrial se organiza según el interés nacional y no del capital privado”. Eso explicaría su avance en renovables, descarbonización y grandes programas de reforestación. Recordó que, en un reciente viaje entre Shanghái y Pekín, le sorprendió “la magnitud de los nuevos bosques”.

Jason Hickel concluyó reclamando alternativas integrales para garantizar vivienda, sanidad, transporte público y reforestación.