El camino de los tribunales está despejado. El Ayuntamiento de Noáin/Valle de Elorz, principal opositor a la planta de tratamiento de residuos de Imárcoain, rubricó con la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona un convenio que implica su renuncia al último recurso pendiente. El centro ambiental será una realidad a finales de 2025 o inicio de 2026.

Entre tanto, ha superado un vía crucis jurídico con más de una treintenta de pleitos y un único tropiezo que retrasó más de un año el proyecto; tiempo necesario para rehacer el PSIS de la Ciudad del Transporte –lugar escogido para la planta– tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra que tumbó su modificación por defectos de forma en el proceso de información y participación pública.

Noáin entierra así el hacha de guerra y la decisión facilita a su vez que en el vecino Valle de Aranguren dejen de enterrar 90.000 toneladas de basura al año, como sigue sucediendo en Góngora. Con una inversión de 60 millones de euros, el Centro Ambiental hará posible el tratamiento de materia orgánica, envases, fracción resto y madera. Y la Mancomunidad encauza de esta manera la gestión de los residuos y el problema de su falta de tratamiento, la mayor preocupación del ente mancomunado los últimos 25 años. La basura afronta el final del camino.

Cumplir es de ley

Las directivas europeas obligan a tratar los materiales destinados a zona de vertido desde 2001, pero no ha sido hasta bien entrado el siglo XXI cuando el tema queda encauzado. En Navarra la ley de residuos y el plan de residuos apuntan a la captación del 50% de materia orgánica de manera separada para 2020, el 70% para 2027 y un vertido del 25% de los residuos generados para ese mismo 2027. Además, en un horizonte a 10 años queda el cumplimiento que marca la directiva europea: para 2035 solo el 10% de los residuos podrán ser depositados en vertedero.

Frente al proyecto de la planta de biometanización, que no requería la separación de la materia orgánica, en diciembre de 2007 se creó una comisión mixta Gobierno-Mancomunidad para estudiar las soluciones al tratamiento de residuos urbanos de la Comarca de Pamplona. En la rueda de prensa conjunta que ofrecieron la regionalista Amelia Salanueva (Gobierno) y el socialista Javier Torrens (presidente de la MCP) coincidieron en señalar que había que “partir de cero” en la búsqueda de soluciones al problema de los residuos orgánicos urbanos. Y hacerlo “sin politizaciones”.

Excavadoras en el vertedero de Góngora (Valle de Aranguren). Javier Bergasa

Cuando en 2010 el Supremo tumbó definitivamente el proyecto de biometanización de Arazuri y Góngora, el entonces consejero del Gobierno Alberto Catalán subrayó que el tratamiento de residuos era “una obligación que marcan las normativas europeas y que en Navarra se está cumpliendo salvo en el caso de la Comarca de Pamplona, de ahí que la Mancomunidad deberá buscar alternativas, medidas e iniciativas que puedan llevar al cumplimiento de estas directivas europeas”.

Ese mismo 2010 un convenio entre el Ayuntamiento del Valle de Aranguren y la Mancomunidad ponía fecha al sellado de Góngora en enero de 2023. Pero el problema seguía sin resolverse y pasaban los años. Hasta que, en enero de 2017, la permanente de la Mancomunidad aprobó por unanimidad (EH Bildu, UPN, PSOE, Geroa Bai, I-E, Independientes y Podemos) un acuerdo con un método de trabajo en residuos y tres líneas de acción: separación en origen, recogida y tratamiento. Tres dimensiones para generar menos residuos, recogerlos mejor y tratarlos para minimizar las repercusiones ambientales, recuperar materias primas y reducir el impacto en el planeta. Un plan integral que buscaba abordar de raíz un problema a esas alturas ya más que enquistado.

El plan que ahora se desarrolla fue refrendando en distintos órganos de dirección y participación. Asambleas, permanentes y consejos de SCPSA (la sociedad mediante la cual la Mancomunidad gestiona sus servicios), grupo de residuos, sesiones participativas con ayuntamientos, poblaciones afectadas, agentes sociales y vecindario.

Mas inconvenientes

La parte más complicada era la localización de la planta que trataría los residuos debido al efecto NIMBY (por sus siglas en inglés not in my back yard/no en mi patio trasero), que implica casi de forma automática el rechazo de los municipios a los que la infraestructura les cae en su patio trasero. Un estudio técnico marcó en rojo hasta siete parcelas de la Comarca susceptibles de albergar la planta de tratamiento de los residuos orgánicos, resto y envases. Se encontraban en Beriáin, Gazólaz, Agustinos y Noáin-Valle de Elorz. Entre todas ellas, la situada en la cuarta fase de la Ciudad del Transporte, en Imárcoain, era la que mayor puntuación alcanzaba en el análisis técnico. Se encontraba, además, en terrenos del Gobierno de Navarra. La decisión en todo caso la tomó el órgano político de la Mancomunidad, su Comisión Permanente.

Vista del Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Góngora.

Vista del Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Góngora. Javier Bergasa

A partir de ese momento en Noáin, pero también en Pamplona y en el seno de la propia Mancomunidad, UPN –Navarra Suma la pasada legislatura– abanderó esa oposición a la planta y al plan trazado por el ente mancomunado, con especial beligerancia en el nuevo sistema de contenedores con apertura electrónica para la materia orgánica y resto. Un sistema que avalan los datos: en 2023 la recuperación de materia orgánica alcanzó las 16.419 toneladas, un 21% más que el año anterior. La apertura con tarjeta se inició en octubre de 2021 y se extendió en 2022. De forma paralela, ha sido posible reducir la generación de la fracción resto, que fue de 62.863 toneladas, un 11,14% menos que en 2022.

La planta ya en marcha dotará a la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona de la herramienta que permitirá seguir recuperando más materiales, cumplir la normativa y abordar la opción de convertirse a futuro en una comarca de residuo cero depositado en vertedero. Durante todo este proceso integral, la idea principal ha sido la gestión de la materia orgánica recogida con el fin de generar compost de calidad. Del mismo modo, el sistema de gestión de los residuos permitirá que a través de la planta se genere gas para la flota de camiones de recogida y transporte urbano de la entidad.

Queda la solución al último escollo por resolver, la zona de vertedero para los materiales ya tratados. El vertedero de Góngora y su clausura definitiva se encuentra en la hoja de ruta que permita depositar lo tratado sin calificación de residuo, en zonas degradadas y de esa manera recuperarlas. El plan supone la disminución de las cantidades vertidas a mínimos históricos, que con la puesta en marcha de la planta supondrá un espaldarazo definitivo. La planta, el mayor escollo en cuanto a infraestructura, supone la solución y tratamiento de todos los residuos que no se puedan seleccionar y recuperar en origen.

La realidad política

En 2015 se vivió una situación política inédita en Navarra. Los gobiernos del cambio dejaron a UPN y PSN en la oposición, realidad que se replicó en la Mancomunidad. Desde esa posición y con implicación del Gobierno para aprobar un plan y ley foral de residuos en Navarra, “se construyó un andamiaje que sostuviera el nuevo paradigma para los residuos de la comarca de Pamplona”, recuerda Aritz Ayesa, presidente de la MCP esa legislatura.

La foto en 2019 varió. Los grupos se redujeron a 5 (EH Bildu, Navarra Suma, PSOE, Independientes y Geroa Bai). Dentro de la Mancomunidad, también se sumó al equipo de gobierno el PSOE. Y la presidencia pasó a los independientes con un objetivo: “que la unión de derechas no dejase el proyecto de residuos otra vez reducido a la nada”, reconoce Ayesa. Las condiciones que se fueron gestando esos años han propiciado ahora que lo que en 2018 fue una propuesta a Ayuntamiento y concejo, cristalice en un acuerdo firmado y sellado. Acuerdo que escenifica el apretón de manos entre el alcalde de Noáin y el presidente de la Mancomunidad.

Cronología

30 de noviembre 2004: Resolución del director general de Ordenación del Territorio y Vivienda del Gobierno, que autoriza a la Mancomunidad la ejecución de obras del proyecto de tratamiento de la fracción orgánica de los residuos urbanos mediante biometanización en la depuradora de Arazuri y el vertedero de Góngora.

Año 2008: Convenio MCP-Aranguren para clausurar Góngora en enero de 2023, un vertedero abierto entre protestas en 1992.

19 de mayo de 2010: El Tribunal Supremo anula la autorización de las obras de Arazuri y Góngora.

Año 2015: Comienzan los grupos de trabajo para abordar el tratamiento de residuos.

31 de enero de 2017: La MCP aprueba un método de trabajo en residuos.

30 de junio de 2020: Acuerdo para el despliegue del sistema de control de acceso a contenedores.

Enero de 2022: El TSJN anula el procedimiento urbanístico de la Ciudad del Transporte. No invalida la ampliación del polígono pero demora las obras del centro medioambiental.

Septiembre de 2023: Arrancan las obras del Centro Ambiental en Imárcoain.

21 de marzo de 2024: Fin a los litigios entre la MCP y Noáin/Valle de Elorz por la planta de tratamiento de residuos.