Los olores de la papelera San Andrés de Villava/ Atarrabia vuelven a ser actualidad. Ante varias quejas recibidas desde la ciudadanía, el Defensor del Pueblo de Navarra, Patxi Vera, acaba de firmar una nueva resolución en la que recomienda más celo a la hora de controlar las emisiones de la empresa. De este modo, el Defensor acuerda “sugerir al Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra que intensifique el control del cumplimiento por parte de la industria papelera sita en el núcleo urbano de Villava/Atarrabia de las medidas exigidas para el mantenimiento de su actividad y, en caso de ser necesario, exija la implementación de las medidas adicionales que sean precisas para compatibilizar la actividad de dicha industria y los derechos medioambientales de la ciudadanía”.

El Defensor del Pueblo recuerda que, el 20 de agosto de 2024, recibió un escrito por “los fuertes olores” que soportan los vecinos y vecinas de Atarrabia “provenientes de la papelera San Andrés. Se quejaba la vecina de que dichos olores, “de un tiempo a esta parte hacen que nuestra vida cotidiana sea bastante desagradable” y aunque “nos dicen desde el Ayuntamiento que es potestad del Departamento de Medio Ambiente”, les gustaría tener una explicación, “ya que nuestra calidad de vida en el barrio de Ulzama, ha pasado a ser peor”. El Defensor detalla que en días sucesivos recibió tres escritos más, por lo que pidió informes al Ayuntamiento de Atarrabia.

Le responde éste que en 2022 se autorizó a la empresa “el proyecto de nuevo tratamiento de aguas residuales industriales”, exigiendo que la instalación y el desarrollo de la actividad “deberán cumplir” unas condiciones exigidas. El alcalde añadía que en 2023 se produjeron las quejas y “es evidente” que estas son consecuencia “de los fuertes e insoportables olores que emanan derivados del nuevo tratamiento de aguas residuales”.

Por su parte, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente añade en su informe que “se trata de una instalación industrial que, por motivos históricos, está en el centro de la población”. Recuerda que en las olfatometrías realizadas en 2020, se mostró “un nivel de olor” que se “puede denominar normal”, de igual forma que la de 2022 (tras la instalación de la nueva depuradora), si bien en 2023, “en condiciones de falta de oxígeno en el reactor” se produjo “un episodio de olor a podrido intenso diferente a lo habitual” que se “corrigió de manera inmediata”.

Este verano de 2024, a la vista de las quejas, técnicos del servicio “estuvieron en las inmediaciones”, aunque “sin detectar olor especialmente intenso”. No obstante, se valora, “a la vista de los niveles de olor en el reactor, plantear la instalación de una medida correctora tipo biofiltro”, a la espera de nuevos resultados. Asimismo, se ha acordado con Policía Foral realizar un seguimiento de la instalación.

Problemática: ¿medidas insuficientes?

El Defensor reconoce que la solución es “difícil”, ya que, por un lado, es “incuestionable” que “un núcleo urbano no es la ubicación idónea” para una industria papelera, si bien, según la normativa vigente, tiene derecho a su actividad. Por eso “corresponde a la Administración velar por las condiciones”. Añade que “bien sea por un error en el funcionamiento de las medidas adoptadas” o por la “insuficiencia de éstas” genera molestias, por lo que plantea “intensificar” los controles y, si es necesario, añadir “medidas adicionales”.