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Un comedor para hacer frente a la soledad en Berriozar

El Club de Personas Jubiladas ha estrenado un nuevo espacio con comidas que busca fomentar las interacciones sociales de los pensionistas

Acto de inauguración del comedor comunitario de BerriozarOskar Montero

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Desde hace 3 semanas, Berriozar cuenta con un comedor comunitario en el Club de Personas Jubiladas San Esteban, donde ir a comer es solo una excusa. Esta iniciativa, inaugurado hoy oficialmente, nace impulsada por el Ayuntamiento, que buscaba ofrecer un menú saludable y equilibrado a aquellas personas que por edad u otros motivos no podían hacerlo.

Aun así, el objetivo principal de este espacio es ofrecer un lugar de encuentro para tratar de paliar la soledad no deseada de las personas mayores y pensionistas de la localidad. “Buscamos que sea un punto de unión para las personas que les cuesta más salir de casa o hacer actividades”, cuenta María Azcona, directora del Centro de Día Iruñalde. Aunque cuentan con 50 plazas, actualmente son 26 los usuarios que se juntan todas las semanas, de lunes a viernes a las 13.15 horas, para comer y relacionarse. 

Todo aquel que quiera acceder al comedor debe ser pensionista de jubilación o invalidez y tener mínimo 60 años, ser pensionista de viudedad y tener 55 años cumplidos y disponer de autonomía funcional suficiente para desenvolverse en el comedor. 

"Buscamos que sea un punto de unión par las personas que les cuesta más salir de casa o hacer actividades"

María Azcona . Directora del Centro de Día Iruñalde

Mesas rotativas

Para impulsar que se conozcan y relacionen entre ellos, los comensales se sientan en mesas de cuatro personas, pero cada lunes las trabajadoras les cambian de lugar. María Azcona cuenta que esto ha sido un éxito, porque a pesar de que los primeros días están más cortados, a final de semana han forjado relaciones, y les piden que les mantengan los compañeros de mesa la semana siguiente.

“Estamos muy contentos y contentas con el resultado que está teniendo”, ha celebrado Iker Mariezkurrena, alcalde de Berriozar. Por eso, todo parece pronosticar que “este servicio viene para quedarse”. “Es un proyecto que lleva muchos años en la carpeta y por fin ha podido ver la luz”, explica María Azcona. 

En concreto, la reflexión nace durante la pandemia del Covid-19, cuando fueron conscientes que muchas personas vivían solas y tenían muy pocas interacciones sociales. Por eso, ahora que tienen una figura que puede gestionarlo, Berrikilan S.L., han decidido que es el momento de llevarlo a cabo. La idea principal era inaugurar el comedor a principios de año, pero finalmente han querido esperar a noviembre, que es cuando el Gobierno de Navarra ofrece las becas alimentarias. 

“Hay gente que está las veinticuatro horas en casa. Por eso, con la excusa de ir una hora a comer, se relacionan un poco”, explica la directora de Iruñalde. “Aunque ya se conocen la mayoría porque son todos de Berriozar, se relacionan de otra manera”, dice el trabajador de la empresa pública que lo gestiona, Mikel Aranguren. “Intentamos que hablen de otras cosas”, añade. Más allá del éxito de asistencia del comedor, “lo positivo que saco de todo esto es que estamos llegando a gente que yo no conocía”, explica María Azcona. En el centro de personas mayores cuentan con una fuerte red de usuarios, pero el hecho de conocer gente nueva a la hora de comer está haciendo que otras muchas personas se interesen también por las actividades que hacen ahí.

Los usuarios

Maite Jauregi, Pedro Valenzuela y Carlos Fuertes son tres de los usuarios que acuden diariamente al comedor comunitario desde que se abrió, y están encantados. Aunque cada uno tiene motivos diferentes para ir, a los tres les une la necesidad de socializar y salir de casa. Jauregi, guipuzcoana de nacimiento pero vecina de Berriozar desde hace 60 años es viuda. Por este motivo, encuentra esta opción como una buena manera de relacionarse con gente. Valenzuela también está muy contento con esta iniciativa por la misma manera, porque le ayuda a salir de casa y compartir tiempo con gente de su edad. Fuertes cuenta que está pasando un mal momento anímico por la reciente muerte de un familiar y una complicada situación de salud que está pasando. Por eso, “me lo recomendó el médico de cabecera, para salir un poco de casa”. Está encantado con la decisión que tomó, por lo que seguirá yendo. Además, agradece que “nos conocemos todos”. 

Planes a futuro 

Por ahora solo ofrecen comidas durante los días hábiles, y no está en sus planes más cercanos ampliar la oferta a desayunos y cenas ni a los fines de semana. “Se que otros comedores ofrecen táperes los fines de semana, pero poquito a poco”, aclara María Azcona. “La idea es ir creciendo poco a poco”, añade Aranguren.