barañáin - A lo largo de la vida del Auditorio de Barañáin, explica la exalcaldesa Oihaneder Indakoetxea (EH Bildu), “se han llevado a cabo planes de viabilidad culturales y económicos, reflexiones sobre qué es lo que debería ser esta estructura, y las cuentas también han condicionado su recorrido, al igual que las gerencias, presidencias y el propio Gobierno de Navarra”, valora. Apuesta por la implicación del Ejecutivo foral y demanda la creación de una mesa conjunta entre los representantes políticos que conforman la Fundación, personas técnicas, trabajadoras y el Gobierno de Navarra, “que tiene que tener una representación potente e importante que pueda guiarnos e indicarnos en la toma de decisiones, que quienes estamos ahora no estamos capacitados para tomar sin ayuda”.

Hace falta, dice, una reflexión pausada “con todas las garantías para poder decidir bien y dar una estabilidad a esa decisión, que tiene que tener un consenso al 100%”.Aunque la Fundación está ahora en manos de Navarra Suma (a cargo del concejal Pablo Arcelus), Indakoetxea ostentó la presidencia de las instalaciones tras la dimisión de Txuma Huarte, edil de Podemos, durante algunos meses en 2019. Pide prudencia y reflexión antes de tomar decisiones que podrían suponer mucho, no sólo a nivel económico y moral sino también para los propios vecinos.

“A día de hoy seguimos teniendo tres líneas abiertas: la económica, la de los trabajadores y la de la viabilidad cultural. La deuda de 239.000 euros que arrojan las cuentas cerradas de 2018 es sólo la punta del iceberg. Está el informe de Comptos, que ya señaló todos esos problemas económicos, pero aunque la cámara sugiere que lo gestione el Ayuntamiento, no se sabe qué va a pasar después. El recorrido que va a seguir esa decisión. No hay informes ni garantías suficientes para votar la disolución de la Fundación porque no se tienen los cierres de cuentas de 2019, entre otras cosas”, lamenta.

Es renovarse o morir. “Pero debe ser una renovación tranquila, sosegada y pausada. Y es algo que no tenemos porque no sabemos qué va a pasar con los trabajadores. No sabemos si es posible subrogarlos y en el caso de los despidos, el Ayuntamiento debería hacer frente a las indemnizaciones, que en el peor de los casos supondrían 140.000 euros al Consistorio. Es un coste económico pero también de trabajo y el tiempo que se va a tener que invertir en todo ese proceso, además del desgaste que conlleva, sobre todo para ellos”.

Falta de medios Demanda unas “garantías mínimas” para que la decisión sobre el futuro del Auditorio no suponga empeorar más la situación. “La estructura actual del Ayuntamiento no puede hacer frente a lo que le viene encima: faltan medios, personal y conocimiento. Si se municipaliza quienes estemos debemos saber también en qué va a condicionar los presupuestos, la plantilla, qué cambios vamos a tener que implementar para poder hacer frente al servicio, lo que va a suponer”.

Y reflexionar, también, sobre los objetivos: qué se va a hacer. “Si va a ser seguir con lo que ha venido siendo hasta ahora o si se tiene que adaptar a las nuevas estructuras culturales que existen en la comarca para hacer una oferta que sea más concreta, más detallada, bien mirando al pueblo, bien mirando a la comarca o bien a Nafarroa”.