Alicia Ramos, directora de la Escuela Rural de Beire, y en representación de toda la comunidad educativa, apuraba los instantes previos al estallido del cohete para dar los últimos retoques al pequeño discurso que había preparado. Y es que ella fue la encargada de abrir las fiestas de Beire, una localidad que apenas llega a las 300 personas censadas y que mantiene una lucha constante para mantener viva su escuela rural. “Estamos muy agradecidos de que nos hayan cedido este momento. Es importante aprovechar todos los momentos que se nos presenten para reivindicar nuestra complicada situación. Este cohete va a ser un altavoz para volver a decir que en Beire no perdemos la esperanza de que alguna familia, aunque sea sobre la bocina, pueda conseguir vivienda. Si nada cambia, el próximo curso solo tendremos cuatro alumnos inscritos en la escuela”, explicaba antes de salir al balcón.
Finalmente, a las 12.00 en punto, y a pleno pulmón, sin micrófono, Alicia daba inicio a las fiestas animando a las familias “que quieran una enseñanza familiar y cercana a matricular a sus hijos e hijas en nuestras escuelas rurales, y en la de Beire en particular. ¡Gora Beire y gora nuestra escuela!”.
Pilar Sánchez, por su parte, como alcaldesa del municipio, explicaba las novedades en el programa de unas fiestas que se alargarán hasta el próximo domingo 24 de agosto: “El año pasado, como novedad, participaron en Beire los dantzaris txikis de Txibiri taldea, de Olite, y como gustó tanto, este año hemos repetido. Además, se sumarán a la cita los dantzaris adultos también. Por otro lado, también tendremos la visita de los gigantes de Olite y los de Tudela”, afirmaba. “Además del chupinazo, que es un momento que esperas todo el año, algo que todos disfrutamos es cuando vamos con la txaranga por todas las peñas probando zurracapote. La peña ganadora se lleva un premio en metálico, pero también el orgullo de ser la mejor peña elaborando esta bebida. Participa gente de todas las edades y es una gozada ver a todo el pueblo disfrutando de un mismo evento”, opinaba la alcaldesa al ser preguntada por lo que más disfruta de las fiestas de su pueblo.
Caramelos y zurracapote
Una vez las fiestas habían comenzado de forma oficial, la plaza del Ayuntamiento se llenó de alegría, música y chuches; muchas chuches. Y es que desde el balcón consistorial, los siete niños y niñas de la escuela rural, lanzaron balones, gominolas y caramelos a todas las personas congregadas. En paralelo, la txaranga Berriak ponía la banda sonora a una soleada mañana que prosiguió con una comida popular de sidrería y finalizó con la Salve, torico de fuego y más música con la orquesta Equus como actos destacados del día.
Por delante quedan cuatro días de fiestas, en los que no faltarán partidos de pelota, más rondas con la txaranga, almuerzos, imposición de pañuelicos a los nacidos en 2024, toricos de fuego, vacas, concurso de recortadores y hasta el festival juvenil Burro Loko.