Bajo una inmensa bandera palestina colocada en el Sagrado Corazón, el pueblo de Sangüesa aguardaba la llegada de las 12 del mediodía. De rojo y blanco, los sangüesinos se acercaban minutos antes a la Casa Consistorial para disfrutar del chupinazo que da inicio a las fiestas.

La banda esperaba bajo los arcos del ayuntamiento para arrancar con su tradicional “Sangüesa en fiestas” de D. Antonio del Solar. Pocos minutos antes al disparo del cohete, los nervios se hacían notar en el tumulto y en los encargados de lanzarlo. Algunas cuadrillas aprovechaban para ir cuanto antes a algún bar cercano a recargar su vaso para la locura posterior. Otros intentaban coger sitio estratégico para no perderse ni un detalle de lo que se aproximaba. Se olía la pólvora preparada de las bengalas, listas para la batalla. Los almuerzos que, siempre se alargan algo más de lo que se espera, se mezclaban con ese olor, un olor que muchos sangüesinos ya saben a que hace referencia: al inicio de fiestas.

Así, poco a poco la Calle Mayor se fue llenando de camisetas blancas y pañuelos rojos. Los más ansiosos cantaban alguna de las canciones tradicionales, incluso cánticos a favor de Palestina y contra el presidente del Estado se dejaron escuchar. 

Y de pronto, las 12. Eneko Ojer, voluntario de la iniciativa solidaria de las Huertas Solidarias de Sangüesa, y Patxi Mina y Bea Lozano, de Anfas, se colocaron frente al cohete. Animados por los canticos de la multitud y el ayuntamiento a sus espaldas, gritaron “¡Gora Zangoza!, “!Viva Sangüesa!”. Y en el preciso instante en el que el primer cohete tocó el cielo de la localidad, la banda comenzó a mover el esqueleto de los sangüesinos y sangüesinas. Poco después, las txarangas y los txistularis se unieron al recorrido y movieron la marea calle arriba.

“Privilegio y honor”

“En 2012 nació la iniciativa a causa de la crisis del ladrillo, que a tanta gente dejó sin tener para comer. En las huertas, nos vimos tirando tomates al compostaje, después de un año muy bueno, nos sobraba y se tiraba. Nos dimos cuenta de que eso no podía ser y es cuando empezamos con las recogidas de excedentes de los huertos de Sangüesa. Descubrimos que había más de mil huertos en el pueblo, es decir, con que salga un calabacín de cada uno podíamos repartir mil”, señala Ojer antes del lanzamiento. “Desde entonces, la iniciativa fue avanzando y ampliándose hasta dar comida al comedor social Paris365, al Unzutxiki berri de Buztintxuri y a la residencia de ancianos. colaboramos con Anfas para las recogidas y hacemos esa labor”, añade.

Estar frente al cohete es algo nuevo para Eneko. Nunca antes había estado ahí, y los nervios se notan. “Para mí y para todos los de la iniciativa es un auténtico honor y un privilegio, además de una responsabilidad. Sobre todo, porque hemos sido elegidos por el pueblo. El ayuntamiento cedió a EH Bildu el chupinazo y el pueblo nos eligió a nosotros. No podemos estar más agradecidos”, señala emocionado. Sangüesa huele a fiesta desde esta mañana.