beriáin - San Fermín comienza y termina con su firma. En ese lapso de 9 días, 48 toros de carne y hueso y 18 de aluminio también funcionan cuando ellos digan. Chupinazo, Pobre de Mí, los cohetes que espolean a reses bravas y cabestros dirección Santo Domingo y los que anuncian su llegada a la Plaza, así como cada torico de luz, chispa y ruido, son fuego amigo. Pólvora de casa.

Pirotecnia Fiesta nació en 1988 en un pequeño local de Azpilagaña en el que también vendían disfraces. En 2011, después de una inspección de la Guardia Civil que determinó que ahí no podían seguir, se trasladaron a una nave de Beriáin. Lugar en el que este negocio familiar se ha establecido hasta día de hoy. “Mi padre trabajaba de comercial para una marca de camiones, y no sé por qué le dio por toquitear cosas de fiesta. Empezó vendiendo hielos, vasos... y conoció a Pirotecnia Oscense, los que nos suministran el 90% de las cosas de toros, cohetes, etc... Y se puso a vender pirotecnia”, cuenta César López Lana sobre los orígenes de un negocio que ha heredado junto con su hermana Andrea.

irrupción en san fermín Hoy Fiesta es una parte imprescindible de la fiesta. De principio a fin. Pero la relación con Pamplona “ha sido de amor odio. Llevábamos 15 años detrás de que nos dieran la oportunidad de trabajar y hacer el Chupinazo o nuestro toro del fuego, que en Navarra es conocidísimo y vendemos 800 o 900 al año. Y cuando ya había perdido la esperanza, porque al final mandaba el presupuesto casi por inercia, hace tres años nos dieron esa oportunidad”, concreta César. Arrancaron en 2017 con sus toros de fuego y el Chupinazo. El cohete más famoso del mundo se vistió de gala para la ocasión: decoración roja y pegatinas del santo y el escudo de Pamplona. Y contundencia en su interior con 25 gramos de fulminante, “lo que hace la explosión. Es de los más potentes dentro de la legalidad”, concreta César. El petardazo se traduce en 120 decibelios, “aunque a alguno en la plaza le parecerán dos”. De nuevo, el máximo permitido por normativa. Tras el primer estallido “igual la gente desconecta y no los oye”, pero vienen muchos más. “En total llevamos 52 cohetes. Cuatro específicos para el Chupinazo, por si se rompe algún palo, y 48 más, aunque no se llegan tiran todos”.

Para el encierro suministran dos partidas. Una viaja a los corrales de Santo Domingo y la segunda a la Plaza. “En cuanto a carga, el cohete es similar al Chupinazo. Son potentes porque se tienen que escuchar en los 800 metros del recorrido. Las necesidades de sonido del encierro son muy grandes”, dice César.

torico y pobre de mí 18 filas con una rueda final y cuatro cambios “dos de color, una blanca y final doble” suman 1,06 kilos de NEC en cada torico de fuego, “el peso de los artículos pirotécnicos, que se compone del explosivo y la materia que lleva color”. Unos toros que se foguean durante seis minutos y medio y que “tienen su complejidad, y los de Pamplona aún más. En el estándar la chispa blanca sale en horizontal. Pero en Pamplona, por la estrechez de las calles, sobre todo de Santo Domingo, que además tiene cristaleras, sale en V, con el chorro apuntando hacia arriba, y tiene algo menos de fuerza”.

Y por último, llega la traca del Pobre de Mí desde la Plaza de los Burgos, que por primera vez también ejecuta Pirotecnia Fiesta. “Se tiran unas baterías mecanizadas. El Aytuntamiento pidió dos minutos y medio/tres de fuegos. Irán seis baterías. Una de 60 disparos, otra de 64, dos de 100 y dos de 50. Y las tres últimas, con 200 disparos, van a salir en 12 segundos, el último con 20 silbatos y 80 truenos. Creo que quedará bien, por lo menos para que se sepa que ha acabado la fiesta. Sin empezar ya estamos pensando en el final, pero bueno...”, reconoce César sobre un acto que va de ruido.

A este vecino de Pamplona de 39 años, como autor o Pirotecnia, en San Fermín solo puede sumar los fuego artificiales. “Dentro de nuestras limitaciones, en Navarra disparamos varios fuegos con Pirotecnia Oscenes. Y aspiro a poder hacerlo. Es lo que me queda en Pamplona”, finaliza.