artín Melitón Sarasate Navascués (1844-1908), de adulto adoptaría el nombre de Pablo, nació en Pamplona, hijo de Miguel Sarasate Juanena y de Javiera Navascués Oarrichena. Siendo niño su padre, músico militar, fue trasladado a Galicia, donde inició sus estudios musicales mostrando prodigiosas facultades como violinista. Fue becado para continuar su formación en Madrid y París, donde fijaría su residencia. Es uno de los músicos más importantes de su época, dio conciertos en las principales salas de Europa y América y recibió numerosas distinciones en muchos países. Tan famoso era que Conan Doyle, en La liga de los pelirrojos, hace acudir a Sherlock Holmes, violinista aficionado, a un concierto suyo en el St. James Hall de Londres sin molestarse en explicar quién es, todos sus lectores lo sabían.

Pese a apenas haber vivido en ella, Sarasate sentía gran cariño por su ciudad natal. Desde 1876 y hasta su muerte, solo faltó en 1884 por una epidemia de cólera, regresó todos los Sanfermines para dar gratis una serie de conciertos, acompañado por otros insignes músicos, que eran uno de los números principales de las fiestas. Se hizo costumbre tributarle un multitudinario recibimiento a su llegada a Pamplona y también era aclamado cada tarde de toros al aparecer en su palco. El cartel de los sanfermines de 1908, los últimos del violinista, obra de Javier Ciga, llevaba su efigie.

En 1882 vecinos de la calle San Gregorio solicitan que se le dé el nombre de Pablo Sarasate, por ser su lugar de nacimiento; el Ayuntamiento lo rechaza ya que está acreditado que nació en la calle San Nicolás, actual n.º 19-21, donde en 1893 se coloca una lápida conmemorativa. En 1892 se da el nombre de Pablo Sarasate a la calle situada entre el Vínculo y la Casa de Baños (actual calle del Vínculo) y el de Julián Gayarre a la paralela (actual Alhóndiga). En 1900, cuando Sarasate es declarado hijo predilecto de Pamplona, y dado que esas minúsculas calles rendían un escaso homenaje, el concejal Modesto Utray propone dedicar al violinista el que hasta entonces se llamaba paseo de Valencia y al tenor el Teatro Principal. La propuesta quedó sobre la mesa, pero se aprobó el 16 de mayo de 1903. La dedicatoria a Sarasate coincide con la conclusión del Monumento a los Fueros, recuerdo de la Gamazada de 1893, que se une a las seis estatuas de reyes de Navarra adquiridas en 1885 al Palacio Real de Madrid. En 1974 el Ayuntamiento decide recuperar antiguos nombres, como el de paseo de Valencia, que se ha resistido a desaparecer de la memoria pamplonesa, pero a los cinco meses da marcha atrás.

El paseo formó parte durante siglos de la Taconera, el campo que se extendía por el sur y el oeste de la Población de San Nicolás. En el siglo XVIII se construye frente a la parroquia la Casa de Misericordia, y en el XIX otros edificios en el lado sur: la Alhóndiga (donde luego estuvo el Banco de España), el Parador General, la Casa del Vínculo (donde hoy está Correos), la Casa de Baños. El paseo se urbaniza y lo cierran por el este el palacio de la Diputación y por el oeste el de la Audiencia (hoy Parlamento de Navarra), la Taconera retrocede. Las casas del lado norte, junto a la iglesia, se numeraban con la calle Lindachiquía hasta 1853, cuando el Ayuntamiento le da el nombre de calle de Valencia, ya popular. Según Arazuri, por Prudencio Valencia Díez, de Bargota, procurador con despacho frente al Parador. Del Campo y Pérez Ollo discrepan de tal origen del topónimo ya que Prudencio Valencia residió muy poco tiempo en el paseo. Si la plaza del Castillo es el cuarto de estar de Pamplona, el paseo de Sarasate es un salón que también acoge muchas actividades, como la Tómbola de Cáritas que, desde 1945 y salvo en 2020 por la covid-19, funciona de fines de mayo hasta que acaban los Sanfermines.

El paseo no es el único recuerdo a Sarasate en Pamplona. Desde 1956 el Conservatorio de Música lleva su nombre y en la fachada del edificio que ocupó de 1963 a 2011 en la calle Aoiz 9 (hoy Casa de las Mujeres), antes de irse a Mendebaldea, sigue colocado un busto en mármol del escultor León de Barrenechea que de 1918 a 1964 estuvo en la Taconera. Otra estatua de Sarasate, en bronce y de cuerpo entero, de Eduardo Carretero, está desde 1959 en el parque de la Media Luna, y también tiene dedicado un mausoleo, obra de Ramón Carmona Urrutia, en el cementerio municipal, donde cada 1 de noviembre la corporación acude a colocar una corona de flores y rezar un responso.