- Desde muy pequeño, Joshean Mauleón ha recorrido el mundo interpretando todo tipo de papeles. Aunque nació en Islas Bermudas, con tal solo nueve meses se afincó en Arróniz, donde vivió con sus abuelos. Sin embargo, no paró quieto y vivió varios años en distintas partes del mundo. A su vuelta, sus vecinos le dieron su primer personaje. Ya no era Joshean, sino que se convirtió en 'El inglés'. Con dieciocho años, tras haber estudiado en el Mater Dei de Estella-Lizarra y en el Amigó de Pamplona, decidió viajar a Madrid para dedicarse al mundo de la cocina de la mano de Luis Irizar. Eran años de Movida y después de servir en el Euskal Etxea, Mauleón pasaba las horas en el bar Escueto, escuchando al grupo Productos Lola. Allí, una buena noche, se subió al escenario e inició un viaje de no retorno.

Comenzó a formarse en el mundo del espectáculo y a montar números de cabaret. Tras aprender de Juan Carlos Corza, trabajó con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y participó en varios proyectos de televisión y cine. Paralelamente, empezó a recibir clases de payaso. Tiempo después, acudió a Barcelona a unas audiciones para el Circo del Sol. Tras ser rechazado, escribió una carta a París. Quería una segunda oportunidad. "Les dije que estaba tan seguro de que me iban a coger, que acabaríamos celebrándolo tomando un vino en Japón", recordaba Mauleón. Su insistencia tuvo frutos, consiguiendo una segunda prueba en la capital francesa. "Cuando me preguntaron a qué venía tanto interés, les dije que, ya que quería dedicarme al mundo del espectáculo, lo mejor era aprender de los mejores". Pocos minutos después de regresar a Madrid su teléfono sonó. Le llamaban de Canadá, era parte de Quidam, espectáculo del Circo del Sol.

Así, pasó dos años de su vida, de 2002 a 2004, girando por EEUU y Japón, donde se tomó su merecida copa de vino. Después de esta etapa, formó Los Quixote Brothers junto a Ramón Merlo y Rosa Sáez, con los que trabajó a nivel nacional e internacional como trío de clowns. Pero la compañía francesa iba a cruzarse una vez más en su camino. Circo del Sol llamó a su puerta el pasado agosto, tenían un hueco para él en Jóya, un espectáculo fijo en el teatro de Vidanta Resorts, en la Riviera Maya.

En él, Mauleón es Zelig, el abuelo de la joven Jóya y el conductor del teatro-show. "Zélig es un anciano sabio, una especie de hombre renacentista con muchos conocimientos que transmitir a su nieta". A lo largo de la hora y media de función, las historias que Zélig cuenta a la joven se intercalan con números de malabares y acrobáticos. Además, en un momento dado, Mauleón deja de lado la faceta de actor para convertirse en clown en un número participativo.

Pero, ¿qué es eso de ser clown? "El payaso-clown es parte de mí, se llega a él a partir del niño que llevamos dentro, haciendo un viaje de introspección hasta llegar a esa etapa de los 4-6 años, en los que se es inocente y se hacen cosas muy graciosas de manera innata". Ser clown implica llegar a un lugar muy íntimo en el que se es capaz de reírse de uno mismo, de las fobias y los miedos. "En este mundo en el que estamos muy en lo externo, se trata de volver a conectar con el juego, con la sinceridad y la verdad que llevas dentro, con tu antiego, contigo mismo en lo bueno y en lo malo". El clown es, contaba Mauleón, un provocador de emociones, capaz de romper la cuarta pared con el público y, a través del contacto constante, hacerle reír y llorar dentro de la misma función. "Es apasionante y terapéutico", sentenciaba.

Con la llegada de la covid-19, el espectáculo tuvo que parar. Aunque la empresa propuso a todos sus trabajadores regresar a sus países (Mongolia, Ucrania, Rusia, Etiopía, EEUU, Francia, Canadá, Argentina, etc.), Mauleón prefirió quedarse en México, donde vive con su perra Luna. "Al ver lo mal que estaba la cosa en España, preferí quedarme, al final yo soy un afortunado, vivo en el resort, en un espacio para 3.000 personas en el que nos quedamos 30". Así, pasó sus días junto al mar, tocando el acordeón y pasando tiempo consigo mismo. "Creo que con la pandemia hemos aprendido a gestionar el tiempo libre, nos hemos dado cuenta de qué queremos hacer realmente". Ahora, el show ha vuelto con un 30% del aforo y cumpliendo la nueva normativa de distancia física y uso de mascarilla. Las dos actuaciones semanales podrían convertirse en tres en función de la evolución del virus y de la demanda turística.

La situación actual ha afectado a la compañía, haciéndose públicos hace semanas sus problemas económicos. Sin embargo, los casi 4.000 despidos del Circo del Sol no han afectado a Jóya. "Nosotros vamos de la mano de Vidanta y ellos han apostado por mantener el show, por lo que hemos tenido suerte". Por ahora, parece que todo apunta a que Mauleón no volverá a recorrer las faldas del Montejurra en muchos años. Hasta entonces, el clown sopicón seguirá echando de menos a sus familiares, pero, sobre todo al "aceite Mendía, la txistorra, el bacalao al ajoarriero y el clarete", confesaba entre risas.

"Ser payaso es ser capaz de reírse de uno mismo y de conectar con el niño que llevas dentro"